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Kim SeungMin era el amigo del cual MinHo hablaba, un beta de veintitrés años que se había adueñado de una tienda de papelería en medio de aquel centro comercial. Era un buen chico del cual podía confiar para la situación de YongBok.

Después de comer unas hamburguesas y de ser testigo del rostro de YongBok al probarlas fueron a dejar las bolsas en el auto del alfa y luego caminaron hacia la tienda. Ya había hablado con SeungMin y sobre la posibilidad de darle una plaza de trabajo a YongBok, recibiendo una respuesta afirmativa y que podrían llevar al omega para que conociera el lugar.

ChaeYoung se había quedado como pulga pegada a MinHo, molestándolo sobre el trato que tenía con el pequeño omega y sobre el trato que tenía con ella.

— ¿Trabajará con Seung? —preguntó la beta caminando al lado izquierdo del alfa, al lado derecho se encontraba YongBok tomando a pequeños tragos una gaseosa— Él es genial.

— ¿Para cuando la boda? —la beta se terminó por sonrojar.

— ¿De donde eres, omega? —peguntó la beta al acompañante de su amigo, YongBok la miró por un segundo preguntando casi que si hablaba con él antes de responder.

— Daegu —se limitó a responder.

— Dunchon-dong —comentó ChaeYoung confundida por esa actitud.

MinHo notó como YongBok miraba nervioso hacia delante, al mirar en esa dirección pudo encontrar a un grupo bastante numeroso de personas que a leguas se notaba que eran alfas, su actitud lo decía todo.

Pasó el brazo derecho sobre los hombros de YongBok para acercarlo y tenerlo cerca. El omega se apegó aún más cuando pasaron junto al grupo de chicos, los cuales miraron asombrados al alfa ya que su aroma era muy dominante.

ChaeYoung miró por algunos segundos a su amigo, sorprendida de su actitud y del aroma que había liberado, las feromonas de protección que literalmente envolvían a YongBok y a ella.

— Ya llegamos —anunció el mayor luego de unos minutos.

Las tres personas entraron al establecimiento sintiendo ese aroma cítrico que SeungMin mantenía en ese lugar, limpió y ordenado como al beta le gusta. Paredes llenas de cosas de arte, hojas de dibujo, pinturas, caballetes y marcadores, un lugar que a cualquier amante del arte le gustaría poder visitar.

Una cabeza rojiza apareció entre las estanterías, un chico con ojos un poco grandes y gafas con marco negro. No llevaba más que una camisa blanca con algunas manchas de pintura y unos jeans.

— ¡MinHo! Cuánto tiempo, ya pensaba que te habías olvidado de mí —bromeó el beta mostrando una sonrisa de labios abiertos— ¿Él es el omega del que hablamos? Bueno, tu aroma está en él. Un placer total omega, me presento como Kim SeungMin, beta —habló animadamente.

— Lee YongBok —se presentó el omega hablando en un tono bajo.

— Oh, no me temas, más miedo da MinHo cuando está en sus días de cachorro caprichoso —empujó suavemente al alfa ganando un gruñido de su parte— ¡Viste! Nadie lo soporta.

— Solo soy un poco temperamental —respondió MinHo sonriendo con una inocencia completamente falsa.

— Entonces, Lee YongBok ¿Quieres que te explique cómo funcionan las cosas aquí? Podrías iniciar a trabajar mañana mismo.

Bok miró a MinHo por un minuto, casi esperando como si el alfa tuviera que darle algún tipo de permiso. El mayor solo se encogió de hombros diciéndole con ese gesto de que él no era quien debía decidir eso.

— Tengo que ir a comprar algunas cosas para mí, puedes quedarte con Minnie, me llaman si necesitan algo ¿Sí? —preguntó el alfa intentando separarse del omega, prefería que YongBok tomara la riendas en esa situación.

El chico estaría seguro con el beta, además que de seguro notarían su aroma en él, asique no habría ningún inconveniente. Siendo empujado por ChaeYoung salió de la tienda, caminando un poco antes de dejarse caer en una de las bancas disponibles en ese centro.

— ¿Cómo van tus dolores? —preguntó directamente, mirando como MinHo jugaba con la manga de su camiseta.

— No sé cuánto tiempo aguante, la última vez me sentí al borde del final —le respondió con sinceridad.

— Pues como te rindas ahora bailaré alguna canción que detestes sobre tu tumba todos los días —lo amenazó la beta.

— ¿Podemos cambiar el tema? ¿Cómo van las cosas con tu pareja?

— Ella me sigue ignorando —se tiró encima del alfa solo para molestarlo— Creo que moriré como una beta soltera y solitaria.

— Se perderán de alguien bueno —responde MinHo mirando alrededor sin tomarle importancia a sus palabras.

— Desde aquí abajo tienes un porte de modelo profesional o policía de Hollywood —dice la chica entre risas, si cabeza estaba recostada en los muslos del alta, pudiendo ver el rostro de este desde abajo.

— Soy lo segundo pero en la vida real —respondió con simpleza el alfa.

— El mejor policía que puede tener Seúl. A todo esto~ —se levantó sentándose esta vez correctamente— ¿Donde diablos está metido ChangBin?

— Tenemos una semana de descanso, quizás se fue a pasar tiempo con su omega.

— ¿Tiene omega? —MinHo asintió— Oh, maldito enano del mal, nunca me cuenta nada.

— Lo conoció hace poco tiempo, aún no me lo presenta, pero como habla de él está muy enamorado —se recuesta totalmente en el banco, mirando por el gran pasillo que tenía ese centro comercial. Le apetecía un helado.

— Más le vale presentarme a su omega, mi hermano nunca me toma en cuenta.

Lee rió por la indignación de la beta, levantándose solo para ir por su helado.

— Creo que está esperando a que la época de las flores y el mundo de rosas de vaya. Ya sabes, cuando sepa que todo va en serio. —caminó junto a la beta hasta la primera heladería que encontraron— Yo invito.

Una tonta pelea sobre qué sabor es mejor y la misma conversación sobre el helado de menta de siempre, volvieron a la misma banca, ahora saboreando esas delicias congeladas.

— En serio eres el único loco que compra ese sabor —volvió a atacar ChaeYoung.

— ¿Algún día dejaras de decirme eso?

— El día que dejes de comerlo.

Se miraron a los ojos en una batalla de miradas que duró algunos segundos porque el helado de la chica se derritió lo suficiente para mancharle la mano y hacerla parpadear sin querer. MinHo le sonrió con suficiencia y siguió comiendo su helado.

— No es justo —puchereó la beta.

— La vida no es justa, amiga mía.

ChaeYoung le mostró el dedo del medio al alfa a la par que se levantaba del banco, ya había pasado suficiente tiempo y debían volver con SeungMin y el omega.

— Más respeto... —pidió Lee siguiendo los pasos de ChaeYoung.

— Eso nunca —le mostró la lengua antes de salir corriendo hacia la tienda de su amigo.

Lee la miró mientras que se iba corriendo, sonriendo con ligereza y agradeciendo poder seguir teniendo a personas como ChaeYoung en su vida.  

Broken TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora