¡Primer concurso literario de la editorial!
¿Estás listo para demostrar qué tan bueno eres escribiendo? ¿Te siente los suficientemente seguro de poder ganar en la batalla?
*Primer concurso literario inspirado en el formato del reality show "La Voz"*
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Para la muerte
Para la muerte:
Para ti que dejaste que la música fuera el inicio de la hecatombe de mis sentimientos. Porque me dedicaste aquel acorde secreto que sabías que no solo enamoraba, sino que engatusaba hasta el alma de la materia más inerte. Todavía sigo intentando comprender lo que me llevó a tomarte y no soltarte, a creer que éramos una sola alma, a creer que podía confiar en ti. ¿Qué podía esperar del amor que viene de la muerte?
Permití que los ojos de ella fueran la serenata de mis mañanas, que su sonrisa fuera un acorde mayor y que sus besos parecieran realmente cálidos a pesar de su gélido y luctuoso corazón enfermo. Y es que me sentía solo en una sociedad llena de idiotas, sentía que la paz era sinónimo de la muerte, que la belleza es subjetiva a los ojos del espectador y que incluso aquello de lo que todo el mundo escapa yo podría dedicar a pasar mis últimos días con ella; antes de quedarme dormido en el manto de su regazo.
Nuestro contacto terminaba en un irónico "Aleluya", nuestros recuerdos eran parte de los suspiros consecuentes del amor, nuestro amor era en realidad una irónica expresión litúrgica que creaba en su totalidad una antítesis a su etimología. Simplemente no he logrado sobrevivir a la ausencia de la muerte, no he logrado vivir sin tu fallecimiento pues me he dado cuenta que el amor solo me demostró que es un frío y roto "Aleluya", que lo único que me ha enseñado es que el corazón es la pistola y el amor son las balas, que el amor solo duele y muere, que el amor perdura y decepciona y que el amor no existe para personas humanas, que existe para aquellas que sonríen por el exterior y están muertas por dentro.
El verdadero error fue enamorarme de la muerte, pero es que así me di cuenta que el amor no existe completamente. Porque cada vez que te besaba suplicaba que me devolvieras la vida. Nunca me cansé de ti, pero mi compañía causaba que sintiera que mi alma moría a cada segundo del día, me di cuenta que necesitaba morir para que realmente pudiera disfrutar de tu lúgubre amor.
Y esto no es más que una invitación a mi muerte, como si debiera hacerla, sé que tú estarás aquí para recibirme, para extraerme el alma de un solo beso, arrullándome con el compás de tu leve respiración. Sé que mi encuentro con tus ojos será el disparador para decidir abandonar el mundo físico, que tus caricias serán suficientes para sonreír por mi propia emancipación, aquella que me da la libertad de tenerte en mis brazos.
Y me voy con la absurda esperanza de que habrá alguien que intente buscarme y cuando lo haga, quiero que sepa que aunque lo lamento, no me arrepiento. Estoy seguro de que esta carta se mantendrá inmóvil por un mes, pues no hay nadie en este mundo de idiotas que pueda quererme, nadie tan extravagante como un amante de la muerte.
