Fase #1 || Chabely

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Mamá

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Mamá

—¿Familiares de la paciente Arleth Lautier? —me pongo de pie al escuchar la pregunta del doctor que se acerca a nosotros.

—¡Yo! —exclamo inmediatamente— Soy su hijo.

—La paciente se encuentra en un estado crítico; los latidos de su corazón son demasiado débil. Hemos hecho todo lo posible, pero parece que ha llegado su hora final. Tiene unos minutos para despedirse.

Mi esposa me da un apretón de manos haciéndome girar hacia ella. Coloca su mano libre en mi mejilla y la acaricia mientras me regala una pequeña sonrisa de apoyo. Le doy un beso en la frente y sigo al médico para ponerme una bata. Entró en la habitación y cierro la puerta detrás de mí.

Encima de la cama se encuentra acostada mi madre, la máquina que está al lado indica la frecuencia de los latidos de su corazón. Eso, además de sus ojos a medio cerrar, me agobian más de lo que ya estaba. Siento mis ojos humedecerse y trago grueso.

Camino con pasos lentos hasta llegar al lado de la cama. Acaricio su pelo de manera delicada y beso su frente por unos segundos a la vez que una lágrima comienza a descender. Agarro su mano y me siento en la cama.

—No me hagas esto viejita —hablo en voz baja y temblorosa, permitiéndome romperme frente a la persona que me dio la vida— ¿Qué voy a hacer sin ti? No quiero despedirme. ¿Por qué una madre se tiene que ir primero? ¿Cómo le voy a hacer cuando no te vea en las mañanas? Nunca me había puesto a pensar en este momento, pero quiero que sepas que te amo.

Suelto un suspiro y siento como si fuera el último de ella. Mi pecho arde por el dolor que sé que va a dejar su ausencia y el cual nunca va a sanar. ¿Ahora como seguirá la vida sin ella? Sé que a mí aún me queda tiempo aquí, pero algún día estaré con ella aunque hoy se lleva prácticamente toda mi alma.

—Eres la persona que más amo, he amado y amaré en este mundo. Aunque no estés presente siempre te voy a pensar. Es el ciclo de la vida y aunque me gustaría estar en tu lugar ahora mismo viejita, lo entiendo.

Observo su rostro en el que habitan varias arrugas y sonrió al ver a la mujer más hermosa, aún con su edad y su estado. Nuestras miradas se cruzan y se hace un nudo en mi garganta. Acaricio su rostro y dejo otro beso en su frente a la vez que sus párpados caen.

—Quisiera regresar el tiempo atrás y disfrutar mucho más de cada momento y cada segundo que pasé junto a ti.

De pronto se escucha un fino pitido que taladra mi cabeza y sobre todo mi corazón. Miro la línea que se extiende en la máquina y mi mundo se hace pedazos. No detengo las lágrimas que recorren mis mejillas y me acerco a su oreja para hablarle en un susurro.

—Te amo. Adiós mamá.


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Sexy LoveWhere stories live. Discover now