Fase #1 || Bastian

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El viejo

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El viejo

Siempre fui el orgullo de mamá, crecí en una familia bastante unida, pequeña y con valores, tenía muchos amigos en mi adolescencia, eso implicaba que todos los fines de semanas iban a buscarme para salir a la calle, pero mamá nunca me dejaba; decía que era muy peligroso.

Sin embargo, tenía otra salvación: papá. A él no le importaba y me daba permiso, siempre y cuando no me metiera en problemas. Fue así, que con los chicos del barrio recorríamos la zona hasta la noche, eso implicaba desayunar a la mañana con mamá y mi hermana y saltarse la cena para ir a dormir.

Podría resumir en pocas palabras que tuve una infancia muy atenta, alegre y sana, mis padres siempre me apoyaron en todas mis decisiones por más malas que fueran. Mi hermana, Laura, también fue uno de mis pilares esenciales de mi vida, ya que ella cubría mis escapadas a las fiestas que mamá no me dejaba, me daba dinero para mis caprichos, etcétera. Aunque tiempo después, ella también me pedía cosas (cubrir sus escapadas con su novio y demás cosas).

Toqué placeres, como el de ganar un tour por Francia y también toqué dolores, como la muerte de mi primera mascota llamada Val.

En la secundaría conocí a una chica hermosa, su nombre es Tatiana, pelo castaño, ojos miel y piel pálida, realmente era muy linda. Además de tener muchas cosas en común, teníamos una linda relación de amigos, que poco a poco se fue convirtiendo en un noviazgo sano y vigoroso. Aunque mis momentos inmaduros y sus berrinches causaban muchas peleas que hacían que no nos habláramos por días, a veces eran meses, pero tampoco llegamos a ese extremo.

Luego de terminar la secundaria y universidad, era momento de poner pies en la tierra, de conseguir la madurez que, durante la adolescencia, se vio perdida en un círculo sin fin.

Fue así que conseguí trabajo de 14 horas y logré contraer matrimonio con Tatiana.

Llevaba una vida muy rutinaria, despertar, desayunar, trabajar, cenar y dormir; para volver a hacer lo mismo la mañana siguiente. Eso no le molestaba nada a Tatiana, que lo único que hacía era mantener el hogar.

A veces lograba crear un hueco de tiempo libre y la invitaba a cenar a aquellos restaurantes caros o aquellos boliches que quedan cerca de la costanera que ella solía frecuentar con sus amigas.

Claro, quién iba a pensar que tenía otra vida con uno de nuestros vecinos.

Encontré la manera de desahogarme en aquella botella de Ron que nos había regalado su madre. Y así empezó todo.

Una botella.

Dos botellas.

Tres botellas.

Y, casi sin darme cuenta, alcohólico me volví.

Se hicieron fuertes discusiones con mi esposa, hasta el punto de tirarnos cosas. Llegamos hasta un punto muy peligroso, logrando que la policía me exigiera irme de la casa.

Sexy LoveWhere stories live. Discover now