Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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El ambiente que rondaba en la habitación de los clientes se había ido tornando tenso, debido a las miradas que aquellos hombres ebrios le dirigían a Kyojuro, quien en su nuevo papel de cliente mantenía aferrada a Ruri hacia su cuerpo sin ninguna intención de dejarla ir. Era natural que estuvieran molestos si un desconocido de repente les había quitado su diversión del momento, sin embargo una vez comprada nada se podía hacer
La resignación era su único camino, pues al ir estudiando con más detenimiento al hombre que se mantenía firme ante ellos, algo les decía que no era cualquier persona. La espada que permanecía en su cinto les advertía que no debían subestimarlo, no solo eso sino que sus rasgos y mirada fuerte era capaz de cortarles la respiración y entorpecerles aún más, por lo que decidieron aprovechar los efectos del alcohol y echarse a reír
Al ver que Kyojuro relajó su expresión, los desconocidos se dieron por vencidos y entre murmullos de "buena suerte" se alejaron hasta perderse por las finas puertas de bambú. Un suspiro escapó de los labios de la joven al ver que aquellos desagradables tipos se habían ido, por lo que podría continuar su deber sin problemas
— Gracias, Kyojuro... —le susurró Ruri sintiéndose a salvo con su compañía
— No debería darme las gracias, señorita —le respondió Kyojuro sin aflojar el agarre en su cintura— ¡hoy me pertenece, así que debe servirme como corresponde! —añadió antes de tomarla en sus brazos y llevársela bajo la atenta mirada de los presentes
— ¡¿K...Kyojuro?! —exclamó la joven sorprendida antes de cubrir rápidamente su boca con sus manos, sin embargo ya no sabía si el mencionado estaba actuando o hablaba enserio y si era así ¿qué debería hacer?
Ruri siguió perdida en el caos de emociones y ordenes que Kyojuro había armado en su cabeza con solo decir unas pocas palabras. Algo dentro de ella le decía que de seguro todo esto era una broma, pero si era así ¿por qué la estaba llevando a una habitación? Aquella acción le confundía y le recordaba que después de todo el pilar de la Flama seguía siendo un hombre...
Finalmente llegaron a su habitación ubicada en el segundo piso en donde el hombre con cuidado la dejó de pie en el tatami, antes de moverse a cerrar las puertas y asegurarse que nadie estuviera escuchándoles. Una vez vio que era seguro se giró hacia su compañera solo para encontrarse con una tímida Ruri que le miraba de reojo muy nerviosa, esto le sorprendió, sin embargo una idea divertida llegó a su mente
— ¡Bien, Ruri...! —soltó Kyojuro acortando la distancia— ¿algo que debas decirme? —le cuestionó una vez la figura femenina chocó contra la pared
— ¿Sobré qué...? —los ojos verdes permanecían fijos en el suelo, siendo el sonrojo muy notorio en sus mejillas
— ¿No lo sabes? —intentó presionarle mientras apoyaba sus brazos a cada lado de la cabeza de su compañera, acorralándole
