Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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Ahora Tanjiro y Tsuyoshi eran quienes encabezaban la batalla contra Kibutsuji siendo Akamoto quien decidiera aprovechar su aparente "inmunidad" ante la maldición de su creador, así que por más que llegara a herirle o cortarle, él podría fácilmente regenerarse, así que era la mejor carta para proteger al joven de cabellos burdeos
— Tanjiro —le llamó mientras se desplazaba a su lado— algo me dice que tienes un plan en mente ¿cierto?
— ¡Así es! —le confirmó enseguida el menor— ¡no puedo decir si voy a lograrlo o no, pero...! ¡¡daré lo mejor!!
— Puedo apoyarte como un escudo —le propuso Tsuyoshi— ahora que soy un demonio, no importa cuando Muzan llegue a dañarme, no podrá matarme —añadió al sentir aquellos fríos ojos sangre sobre su persona— en cambio ahora tu tienes una sola vida a la cual aferrarte
— ¡Entendido! ¡cuento con usted, Tsuyoshi-san!
— ¡Si, no dudes de ello! —declaró el contrario antes de ambos nuevamente se lanzaran al ataque
Juntos podían arreglárselas mejor para luchar contra Muzan, sin embargo la carga en Tanjiro era demasiada, Tsuyoshi de antemano lo sabía, por lo que no podía evitar preocuparse en toda la batalla por él, ya que por momentos sus movimientos se volvían algo torpes. Al parecer Ruri no había logrado sanarle mientras estuvo inconsciente
Kamado debía arreglárselas solo y cargar con todo su dolor por si mismo hasta el final, Akamoto decidió apoyarle en todo lo que pudiera, ya que ambos eran hermanos mayores que querían proteger a sus hermanas pequeñas. Que ironía de la vida que él decidiera darlo todo por una persona, por lo que se concentró en crear aberturas para el menor, sin embargo pudo ver como trastabillo en un momento
— ¡Tanjiro! —exclamó Tsuyoshi al verlo en grave peligro
— ¡Muérete de una vez, bastardo tenaz! —gruñó Muzan
Un suspiro de alivio abandonó los labios de Tsuyoshi al ver que el joven de ojos burdeos había sido salvado y aquello le brindaría un pequeño respiro para poder recuperar y hacer que se enfoquen sus sentidos. Tanjiro no demoró en percibir la presencia y ver quien le había salvado en ese momento tan crucial, pero debía volver cuanto antes a la batalla, ya que ese chico aún estaba luchando
— ¡Iguro-san! —exclamó el joven al reconocer en su salvador al pilar de la Serpiente
