Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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El gran salón en donde se llevaría a cabo la fiesta ya estaba bastante animado, pues una melodía más alegre envolvía en ambiente. Tal vez esa era la magia del Coto, un instrumento capaz de desprender hermosos sonidos y perfecto para ser acompañado por alguna danza que invitara a los demás a unirse o al menos eso era lo que Tengen Uzui pensaba mientras una interesante idea comenzaba a formarse en su mente
"¡Griten, quiero escucharlos!"
— ¡Si, digan cosas del novio! —apoyó uno de los Kakushi al parecer ya borracho
— ¡Uzui-sama! ¡Uzui-sama! —comenzó a gritar un grupo menor uniéndose a la causa
— ¡Si, ese es un buen sonido! —declaró Tengen con botella de sake en mano.
— ¡Uzui-sama, debería...!
— Espera, Hinatsuru —le cortó su esposo mientras se levantaba— ¡yo, Uzui Tengen, quiero brindar hoy porque los novios sean felices y sonreían de una manera extravagante, pues nuestro querido Rengoku finalmente va a saber lo que es hacer b-!
— ¡Tengen-sama! —soltó Tsuma, quien rápidamente le metió la botella de sake en la boca para callarle— ¡como dijo nuestro esposo, les deseamos felicidad...!
— Yo tengo un relato interesante de Rengoku-san —habló Shinobu— Una vez salvó a una joven y ella... ¡le regaló su pañuelo, también le pidió un beso! —soltó algo sonrojada sosteniendo un dulce en mano.
— ¡¡Oh!! —exclamaron todos en respuesta
— ¡Kocho, vas a generar es un divorcio! —le regañó Uzui
— Pobres, rezaré porque no existan asperezas en su matrimonio —añadió Himejima en son de broma.
— ¿Qué tienes que decir al respecto, Rengoku? —inquirió Tokito con una mirada penetrante.
— Parece que comió varios dulces que contenían Sake —observó Giyuu— realmente tienes muy poca tolerancia.
— Vaya Tomioka-san, debido a esos comentarios todos te odian —le volvió a recordar Shinobu, más Giyuu no protestó sino que bajo su mirada dibujando una muy pequeña sonrisa.
— ¡Ruri-chan es tan hermosa! ¡yo también quiero ser como ella! —soltó Kanroji totalmente emocionada y sonrojada.
— Definitivamente Kan- no, Mitsuri, serás mucho más hermosa —le prometió Obanai tomando una de sus manos.
— ¡Iguro-san! —era muy seguro que Kanroji se desmayaría en algún momento. Ruri podía incluso ver los corazones que le rodeaban
— Así que esa chica fue muy amable contigo... —susurró Ruri con una sonrisa.
— ¡Si! ¡digo, no! —Kyojuro no sabía que decir exactamente en esos momentos— ¡fue algo que no esperaba, pero me alejé rápidamente!
— Está bien, a diferencia de esa joven, yo soy quien se casó contigo y lleva tu apellido —se limitó en responder Ruri con una dulce sonrisa, depositando un corto beso en la mejilla de su esposo.
