Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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Esta noche había sido muy importante para ambos, ya que simbolizaba un paso más en su relación. Ahora estarían comprometidos hasta momento en que decidieran unir sus vidas para siempre, Kyojuro le dijo a Ruri que lo dejara todo en manos de él y por supuesto la familia de ambos, pues había quedado en que seria una reunión sencilla que solo incluiría algunos amigos y los pilares
La peliverde tenía muchas dudas encima, pero debido a la insistencia de su amado terminó cediendo. Ya era algo tarde, por lo que Rengoku acompañó a la joven hasta su habitación y se quedó allí hasta que ella se deslizó entre las sábanas y Kyojuro se aseguraba de que estuviera bien cubierta, pues la brisa nocturna podía ser traicionera
— Hum, por más que ahora deseé quedarme contigo, hay límites que debo respetar —comentó Kyojuro mientras depositaba un beso en la frente de la fémina
— Creo que lo entiendo, aunque para mi resultan nuevas esas costumbres —confesó Ruri ya algo soñolienta, había sido un día largo
— No es tan difícil como crees —negó antes de soltar una corta risa— además cuando ya estemos casados, podrás olvidarte de todas ellas —añadió con una sonrisa pícara— ¡me aseguraré de que así sea!
— ¡Entendido, señor de las Flamas! —soltó la peliverde— yo, Tsukino Ruri estoy en sus manos —bromeó a lo que Kyojuro picó su mejilla
Luego de desearse las respectivas "buenas noches" Rengoku se dispuso a regresar a su habitación para escribir una pequeña nota que envió con su cuervo a la villa de Ubuyashiki. Ahora todo quedaba en manos de las familias de ambos, por lo tanto una vez logró su cometido se metió en su futón intentando conciliar el sueño
"¡No, no puedo!"
Muchos pensamientos embargaban su mente haciéndole sentir feliz y emocionado. Nadie le había dicho que el hecho de ser correspondido y amado avivaría aún más las flamas de su corazón, por eso estaba decidido a proteger la felicidad que el destino le había concedido y más si deseaba darles un buen futuro a sus hijos... ¡¡Hijos!! Probablemente se estaba apresurando
"Ruri, mi futura esposa..."
Por el momento podía conformarse con ese pensamiento y antes de que su cerebro le diera más ideas por fin pudo quedarse dormido. A la mañana siguiente se levantó lleno de energía y listo para comenzar el día, había cosas de la que debía hablar con sus mayores entre ellas una fecha por decidir
— ¡Buenos días padre! —saludó Kyojuro a su progenitor al verle tomar algo de té por la mañana
— Si, Kyojuro —inquirió al verlo tan enérgico aquella mañana— ¿qué sucede?
— ¡Umu! ¡Ruri aceptó comprometerse conmigo! —declaró con una gran sonrisa, mientras el mayor dejaba la tasa vacía sobre la mesa
— No tienes que decírmelo, Senjuro ya me lo contó todo con lujo de detalles —respondió Shinjuro con una ligera sonrisa de lado
