Capítulo 42

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Miedo, jamás había sentido miedo, mucho menos tristeza, esas son emociones que nunca pude sentí ya que jamás había amado a alguien tanto como con Jungkook.

Y aquí estoy, horrorizado y triste, algo muy malo le esta pasando a mi cachorro, algo que me esta haciendo perder el control, pero lucho por no hacerlo ya que mataría seguramente a todos en el mundo.

Mi cuerpo palpita deseoso de sangre, de oler la muerte.

Con desesperación obligo a mis extremidades a moverme, puedo escuchar perfectamente el latido del corazón de Jungkook que poco a poco esta latiendo más lento, su respiración y su dolor.

Me muevo de nuevo, sintiendo un agonizante dolor en mi cabeza, que me esta haciendo sangrar de la nariz ¿Como es posible?

También estas muriendo.

Sin poder seguir evitando me dejo ir por la rabia, sintiendo inmediatamente el control sobre todo mi cuerpo seguido de mi visión volver a ser mía, ya no hay obscuridad, ahora estoy en el comedor... Con la puta.

- ¡Tu... Tu juraste jamás dejar salir tus...— Veo como mis manos se están volviendo negras, más arriba de mis codos, mi cuerpo esta creciendo y mis dientes los siento más grandes.

Con rapidez la tomo del cuello, escuchando como truena apenas la toco, Susy tiene su cuello roto pero aún sigue viva, mirándome con horror absoluto.

—Amor no hagas esto nos amamos— Siento como intenta controlarme de nuevo, sus ojos han comenzado a brillar pero ya no sirven conmigo.

Algo negro sale de mi cuerpo, algo que yo simplemente no controlo y veo como alcanza su pierna causando un horroroso grito de dolor, lentamente sube por sus piernas causando más gritos.

Con una sonrisa veo como entra en su falda, ella se mueve desesperada intentado huir, pero mi agarre de hierro lo hace imposible

—¡Jimin el esta muriendo!— No hago caso, lo único que quiero es que la zorra muera de la peor forma posible.

—¡Reacciona hermano!— Otra ola de dolor me recorre y eso me obliga a soltarla.

Me doy la vuelta y preferí no haberlo echo, mi cachorro esta muriendo.

Su piel tiene un enfermizo color, sus labios están secos, tiene gigantescas ojeras, sus pómulos están sumidos y mi pequeño... la casa de mi pequeño es mucho más pequeña.

El latido de su corazón que siempre fue una hermosa melodía ahora es terriblemente lenta, inhalando profundamente, me llega el olor a muerte.

Sin perder tiempo lo arranco de los brazos de Hoseok, mis colmillos inmediatamente se entierran en mi marca, haciéndole saber a su cuerpo que estoy con el.

- ¡Suéltenme yo seré la reina!.

—¡Te las verás con nosotros puta!— De reojo veo como entre los 3 se la llevan arrastrando, quisiera ir y terminar con su miserable vida pero mi cachorro es más importante.

Pasan los minutos y mis dientes siguen fuertemente enterrados, mis manos acarician su vientre, sintiéndola muy dura, incluso mi pequeño no se mueve.

Tenia miedo, miedo de mi.

Dejo de morder su cuello y ahora bajo a su vientre, quitando la sucia camisa que lo cubre, mis labios lo besan mientras que con ambas manos acaricio lentamente, frunzo el ceño cuando veo marcas de unas uñas además de unos moretones alrededor, de la casa de mi bebé.

¿Quien demonios lo lastimó? Cierro los ojos sintiendo perder el control de nuevo pero doy un innecesario suspiro, tranquilizándome.

Cuando despierte le preguntaré que fue lo que ocurrió.

Inmediatamente un débil golpe me hace sonreír de felicidad combinada con tristeza.

—Perdón mi bebé, jamás quise lastimarlos— Sigo besando y gruñendo con amor.

Alzo la mirada y veo como el color regresa lentamente a mi cachorro, un ruido proveniente de su estomago me hace sonreír con ternura,

Muerdo mi muñeca dejando caer gotas, alzo la cabeza de mi cachorro para hacerlo beber mi sangre.

Después de un buen rato retiro mi brazo para alzarlo, el inconscientemente se acurruca en mi pecho ronroneando.

En un parpadeo ya estoy en nuestra habitación que tiene un claro olor a enfermedad, dejo a mi cachorro delicadamente en la cama.

Quiero llamar a Hoseok para que recoja, pero ahora no soportaré a nadie cerca de mis pequeños, me siento excesivamente protector.

Preparándome mentalmente comienzo a limpiar y recoger, jamás me imaginé, yo el rey de los vampiros limpiando, todo sea por la felicidad de mi cachorro.

Cuando termino arreglo de nuevo su destruido nido, sintiendo tristeza por ver alguna de mis prendas rasgadas.

Me detengo abruptamente cuando lo escucho gemir entre sueños, con rapidez me acuesto en la cama y lo envuelvo en brazos, sintiendo como se tranquiliza.

Cierro mis ojos disfrutando.

—Perdóname mi amor.

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El pequeño del Alpha [Jikook][Omegaverse]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu