Capítulo ocho.

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Autora POV.

Wei WuXian estaba tumbado boca bajo sobre la hierba mientras suspiraba constantemente, giraba de lado a lado y volvía a suspirar. Su mente estaba llena de imágenes del soldado y de la última vez que estuvo con él.

Cuando vio cómo se acercaba a la barrera mágica para irse, su cuerpo se movió por si solo y...

—¡Ahhh! —gritó mientras se tapaba la cara con sus manos.

El burro que había estado aguantando su comportamiento rodó los ojos y volvió a bufar cansado.

—Lo besé... —sintió su cara arder.— ¿P-Por qué...? ¡Maldición, se sintió tan bien!

Volvió a rodar sobre la hierba, pero al escuchar el bufido del burro, levantó su cabeza y se sentó sobre el pasto verde.

—¡Oh, vamos! Tú me empujaste primero... Y... Y luego yo... —su cara no podía estar más roja.

Manzanita lo miró enfadando, ahora la culpa de que su amo estuviera con un cambio de humor tan repentino y de que su corazón latiera tan rápido al recordar al soldado era culpa suya. Bufó por última vez y le dio la espalda al menor. 

Wei WuXian colocó el codo en su rodilla y apoyó su cabeza en la palma de su mano, y volvió a suspirar.

—Ah... Manzanita... ¿Qué hago? Quiero verle... —levantó sus brazos hacia arriba y volvió a tumbarse en la hierba, observando las nubes.

—No puedo entrar al reino, en serio no puedo o definitivamente no regresaré con vida.

El burro ya se había cansado de escuchar al humano suspirar así que se acerco a su lado y levantó sus patas delanteras con la intención de golpear al menor, pero tan rápido como Wei WuXian lo vio se levantó rápidamente.

—¡Ey, ey! —el burro lo persiguió golpeando su cabeza contra las caderas del cultivador.— ¡Vale, ya no suspiraré! Ya ni puedo debatir mis sentimientos tranquilamente...

Manzanita rodó sus ojos y se alejó para volver a saborear la hierba más reluciente de todo el prado. 

—¿Viste lo apuesto que era? —empezó de nuevo.— Y sus labios... —llevó sus dedos a los suyos y los rozó suavemente.

"¿Qué estará haciendo ahora? ¿Estará bien? ¿Pensará en mi...?"

Se golpeó las mejillas cuando pensó la última pregunta.

—¿Pero qué me pasa...?

El burro lo miró divertido de reojo, si pudiera hablar la lengua humana ya le habría dicho al cultivador que eso que sentía era amor y que se había enamorado de ese Guardia real.

Las horas pasaban y Wei WuXian no podía dejar de mirar hacia la dirección donde estaba el reino Lan LingJin. Estaba sentado en la rama gruesa de un gran árbol, dónde podía ver sin dificultad toda la zona donde estaba la barrera mágica.

Aburrido, se apoyó sobre el tronco del árbol mientras dejaba colgar una pierna. Abrió su palma de la mano e invocó su Chen Qing y la observó mientras su mente volvía a inundarse de pensamientos. El tono oscuro y negro de la flauta no permitía que la luz se reflejara en ella y el hilo de seda de color rojo que se mecía con el viento, era el único recuerdo que tenía de sus padres.

Loyal Knight.Where stories live. Discover now