Capítulo dieciocho.

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Quítense esas lagrimas hermoses ;)

Autora POV.

Los rayos del sol golpearon la cara del soldado, provocando que sus ojos se abrieran lentamente y con un poco de esfuerzo logró incorporarse en el suelo.

Lo primero que vio fue a A-Yuan recostado en su regazo, pues el menor había observado todo lo sucedido y a pesar de que también había llorado durante toda la noche, se acercó al cuerpo de Lan WangJi cuando vio que las luciérnagas se alejaban y se tumbó a su lado.

El soldado acarició su cabeza  y observó a su alrededor.

Dos conejos, uno blanco y uno negro, estaban justo frente a él.

Sus cabezas estaban pegadas la una a la otra, al igual que sus cuerpos y parecía que el negro, cuya altura era más bajita, le estaba dando pequeños besos al blanco.

El mayor quiso acercar su mano hacia ellos, pero un intenso dolor en su pecho apareció repentinamente y dirigió su mano a este. Desabrochó su vestimenta y la abrió un poco dejando ver su piel.

Una extraña marca había justo en el medio de su pecho.

Tenía la forma de un sol, pero esta ardía cuando el viento la rozaba.

Más que una marca parecía una quemadura, y ahí fue cuando Lan WangJi se acordó de las luciérnagas y volvió a posar su mirada hacia donde tan solo unas horas había estado el cuerpo del menor.

Su corazón volvió a oprimirse, pues en su lugar tan solo estaban los dos conejos y la flecha.

Se levantó del suelo cargando al menor en sus brazos, quien dormía plácidamente y se acercó hacia la hierba aplanada. Al sentir su presencia, los conejos salieron corriendo, dejando ver una cinta roja en el suelo junto a la flecha.

Una lágrima volvió a deslizarse por el rostro del mayor.

Observó la flecha con resentimiento, pero su mano temblorosa tan solo se dirigió hacia la cinta.

Era la cinta con la que Wei WuXian ataba su cabello.

Su labio inferior tembló y otra vez sentía que el oxígeno no alcanzaba llegar a sus pulmones, con fuerza apretó la cinta y volvió a mirar el gran árbol. Hizo una reverencia y se dirigió hacia el interior de la casa del cultivador.

Los meses pasaron y junto al pequeño A-Yuan habían arreglado el interior de la casa; también habían logrado crear un pequeño huerto en el "jardín", por alguna extraña razón habían comenzado a aparecer muchos conejos blancos y A-Yuan jugaba con ellos casi todas las mañanas después de las clases y lecciones que le enseñaba el mayor, quien para el menor se había convertido en un padre.

Todas las tardes, Lan WangJi se sentaba frente al gran árbol y meditaba para calmar su mente, pero no había ni una noche donde una lágrima no cayera por su rostro.

Al dormir, no había ni una noche en la que no soñara con la sonrisa de Wei WuXian.

No había ni un solo segundo en el que no pensara en él.

Los meses se convirtieron en años, y el joven A-Yuan había crecido bastante.

Llevaba la misma ropa blanca del mayor y cualquiera que los viera podría decir que eran Maestro y discípulo.

También, Lan WangJi le había dado un nombre de cortesía, Lan Si Zhui.

Durante los siguientes cinco años, el joven era quién salía del bosque para comprar ciertas hierbas o comida en el pueblo más cercano y no había ni una vez en la que no mirara hacia el reino Lan LingJin.

Loyal Knight.Where stories live. Discover now