Capítulo once.

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Autora POV.

—Lo sentimos, Han Guang-Jun. —habló uno de los guardias.

—El rey está... —miró a su compañero pidiendo ayuda, pero este solo apartó la mirada.— Pidió no ser molestado...

El aura del jefe de la Guardia real era completamente distinta, pues por alguna razón que los soldados desconocían, Lan WangJi parecía estar molesto.

¿Eso era imposible, no?

Era conocido por ser el jade del reino, pues su rostro a pesar de ser tan atractivo siempre se veía inexpresivo, pero últimamente parecía que su actitud perfectamente fría se había estado deshaciendo poco a poco.

Su presencia siempre había sido abrumadora, dejando claro que nadie se podía comparar con él, pero ahora el ambiente se había vuelto tan pesado que incluso respirar era difícil.

Sin esperar ni un segundo más, pasó a los guardias y abrió la puerta por si solo, caminando hacia el interior de la sala del trono.

—¡H-Han Guang-Jun...! —los soldados no se atrevieron a detenerlo.

Además, ahora mismo solo pasaba una cosa por la cabeza del soldado, pues de camino hacia el palacio había escuchado la conversación de dos ancianas que estaban en frente de la panadería del distrito PinQuiong.


☀☀☀


—¿Cuantos días seguirá sin abrir? —comentó la mas joven mirando el cartel de aviso de la panadería.

—Ay, querida... ¿No te has enterado? —la joven negó con la cabeza.

—Deja que te cuente, parece que el panadero ha recibido una maldición...

Al escuchar sobre una maldición, Lan WangJi, quien estaba comprando manzanas para su yegua prestó más atención a la conversación.

—Hace unos tres días llegó al reino corriendo mientras gritaba, su mano estaba rodeada de fuego... Aunque el color era más rojizo que lo normal y por más que agitara su mano o la metiera en agua la llama no se apagaba. —dijo sorprendida.— Hasta el rey pidió que fuera al palacio para tratarlo...

—¡Seguro es obra de algún cultivador demoníaco! Menos mal que el rey ya los está capturando...

—Sí... Pero he oído rumores por Hutong...

—¿Qué clase de rumores? Esa zona no es de fiar... —comentó con cierto interés.

—Unos semanas antes de su maldición, siempre habían dos huérfanos que intentaban robar algo de sus panes y ya sabes cómo reaccionaba cada vez que los veía... Una vez hasta los persiguió mientras les lanzaba piedras del tamaño de su mano. —susurró horrorizada.

—Según lo que he oído, logró atrapar al hermano más mayor y lo golpeó hasta... Tu sabes...

La señora que estaba escuchando se cubrió la boca con ambas manos.

—Y lo peor es que un guardia lo había visto todo y no actuó, es más... ¡Dicen que se rió mientras miraba la escena! Y cuando el panadero se dio cuenta de su presencia, le dio unas cuantas monedas de oro comprando su silencio.

Loyal Knight.Where stories live. Discover now