Capítulo doce.

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[Contenido sensible(?]


Autora POV.

—Si terminas con su vida, aceptaré tu deseo de querer dejar la Guardia real... —mantuvo su mirada fría.

Lan WangJi sintió cómo la sangre ardía bajo su piel, pues la cara del menor había sido golpeada y sus pequeños ojos, un poco hinchados, lo miraban cómo si quisieran aferrarse a él.

El caballero podía deshacerse fácilmente de Su She, pues solo con su presencia su fuerza destacaba sin necesidad de mostrarla, pero había una pregunta que no había dejado su mente desde que vio al pequeño.

¿Dónde está Wei Ying?

Acercó su mano a la empuñadura de Bichen y su mirada no se apartó de A-Yuan.

—Dejadlo...

—Entonces continuarás formando parte...

—Él no tiene nada que ver. —alzó su voz, un poco desesperado.

—¿No tiene nada que ver? —comentó con gracia el rey.— Es un traidor a la corona y esparce rumores falsos por el reino.

—¡N-No son falsos! —se atrevió a contestar A-Yuan, haciendo que Su She tirara de sus ropas, intentando callarlo.— É-Él...

La mirada oscura del soldado hizo que su pequeño cuerpo temblara, pero no pudo contenerlo más y gritó.

—¡Él mató a mi hermano! —dijo llorando.

—¿¡Cómo te atreves...!? —levantó su mano con la intención de golpearlo, pero el sonido de Bichen hizo que se detuviera.

Al mirar a Lan WangJi, Su She sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Los ojos del mayor, casi siempre inexpresivos, se habían vuelto oscuros; su rostro se había contraído y sus puños se apretaban con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos.

Estaba enfadado.

—Basta de tonterías. —habló Jin GuangShan.— Fue encontrado junto a un cultivador, es más que suficiente para saber que es...

El rostro de Lan WangJi dejó sin palabras al rey.

Al haber pronunciado al cultivador, el soldado rápidamente se giró hacia Jin GuangShan. Sus ojos transmitían demasiados sentimientos, ira; preocupación; miedo...

Era la primera vez que veía tal expresión en el rostro del soldado.

—Así que era cierto... —susurró para si mismo.

—¿Dónde está? —la voz de Lan WangJi tembló un poco.

—¿Acaso no lo dejé claro? Todo aquél que practique la nigromancia... Será ejecutado. —pronunció lentamente las últimas palabras.

La respiración de Lan WangJi se detuvo.

Su labio inferior comenzó a temblar, intentando buscar unas palabras que nunca saldrían de su boca; sintió cómo su corazón se encogía de dolor y sus pulmones se quedaban sin oxígeno.

A pesar de que su cuerpo se había quedado congelado, parecía que una simple ráfaga de viento podía empujarlo y hacer que cayera al suelo. La mano que sujetaba firmemente a Bichen había bajado lentamente hacía la gran alfombra roja.

Las ojos del soldado estaban desorientados y su mente, que solía permanecer calmada, estaba hecha un desastre. Miles de preguntas surgían en ella y el sentimiento de arrepentimiento y culpabilidad eran los más persistentes.

Loyal Knight.Where stories live. Discover now