Capítulo 3

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- El Mensaje del Viento -

El desayuno era disfrutado cada vez más conforme compartían anécdotas de sus vidas, la tranquilidad seguida del placer familiar se podía oler y sentir a mucha distancia. Artemiz contó sobre algo que le ocurrió en la academia, Vegia habló sobre otra mañana, y Legyona sobre como "ayudó" a unos "individuos" a avanzar en un río, mentía, literalmente, ordenó el fusilamiento de cientos de miles de enemigos, frente un arrollo que brindaba agua a una ciudad centauro, estos se vieron obligados a beber sangre durante días.

- Oh, señora, usted es bastante gentil para ser Alta Comandante. - Dijo Vegia admirando a Legyona.

- Sí, pareces una heroína. - Dijo Artemiz fascinado.

- Si... - Legyona soltó una leve carcajada, siguiendo la corriente.

- Bien, sé que estoy oxidada en la cocina, pero ¿qué les pareció? - Decía levantándose de la silla, tomando los trastes y lavándolos, viendo a su hijo y ama de llaves por sobre el hombro.

- ¡Perfecto! - Respondieron Vegia y Artemiz al unísono.

- Parece que jamás pierdes tu dote en la cocina. - Decía Vegia posando un codo sobre la mesa, reposando su cabeza en la mano del mismo brazo.

- Aveces cocino para los soldados... para practicar. - Legyona soltó una leve risa. - Oh, Vegia, necesito que por favor, vayas a pagar los impuestos, ¿puedes? - Estaba lavando y acomodando los trastes.

- Sí, pero, ¿usted que hará señora? - Preguntó Vegia.

- Yo me quedaré a recuperar mi tiempo perdido, con Artemiz. - Dijo Legyona, acercándose a Artemiz acariciándolo, despeinándolo un poco. - ¿Tú que opinas, hijo? - Dijo viendo a su hijo sonriente.

- ¡Sí! - Asintió Artemiz feliz, viendo a su madre.

Vegia asintió y se fue a hacer dicho mandato, mientras Legyona se quedó en casa con Artemiz haciendo los deberes hogareños. Jugaron, se ejercitaron, y pasearon un poco, porque Legyona quiso preparar algo diferente. Al volver a casa fueron a la cocina, Legyona empezó a hacer la comida, Artemiz se sentó en una silla frente la mesa moviendo las piernas cual niño divirtiéndose en un juego, en eso, se fijó en el anuncio del torneo anual.

Artemiz lo tomó y procedió a leerlo. Anualmente en Ryhonell se les da a sus habitantes el placer de luchar para ejercer su habilidad contra los contrincantes, a modo de darle a la gente, además de entretenimiento, brindarle a aquellos con voluntad de acero y deseos honorables, alcanzar sus metas de saber quien es el mejor guerrero del imperio, además de una recompensa para los mejores y por participación, que de por sí, son bastante buenas. Y en el caso de Artemiz, este sería su primer paso para volverse el mejor guerrero. Y este año, los niños de al menos 12 años podían luchar en este torneo abierto (si cumplían ciertos prerrequisitos), y demostrar su fuerza contra los adultos. Artemiz tomó el anuncio para correr con su madre.

- ¡Mamá! ¡Mira, mira, mira! -  Chillaba contento mostrando el anuncio.

- Hijo, no soy sorda. - Legyona hizo muecas de molestia y fijó su atención a su hijo notando el anuncio, deduciendo que quería ir, y no como espectador.

El Ende Of Eternity: El Linaje Perdido [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora