Capitulo 8

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- Última Sentencia -

Las gotas de sangre se deslizaban por la piedra, todos veían completamente horrorizados, desconcertados y estupefactos. Ver la hoja de la guillotina suspendida por completo, partida en dos, con la acusada aún respirando, pero sangrando superficialmente por detrás del cuello. Con la guillotina rota, el verdugo la elevó y la sentenciada... tronó su cuello haciendo una mueca se dolor, por su incomodidad.

- ¡Auch!... - Dijo sarcásticamente la mujer con un tono sombrío, como si fingiera que le dolió.

- ¡¿Qué diantres?! ¡¿Cómo siquiera?! - Alzó su tono el paladín, levantándose furioso de su asiente.

- Parece que... la guillotina se rompió, a lo mejor por la edad... hace mucho que no se ejecuta gente... quizás sea por... - Hablaba intrigado el verdugo, hasta que fue interrumpido.

- La guillotina está bien... son mis huesos lo que la rompieron... - Argumentó la sentenciada sin moverse. - El porqué, es una larga historia, pero me limitaré a decir que es familiar. - Agregó la mujer.

- Permitame revisar la herida. - Decía el verdugo con curiosidad notable en la voz, y mira el área posterior del cuello de Legyona. Legyona permitió que le revisaran su herida cervical.

Se deslumbró, las vertebras que tocaron la hoja estaban intactas, además de que tenían un color muy raro, literalmente imposible, aunque quizás era por la sangre que brotaba en la herida lo que teñía el hueso.

- Es... extraño... parece como si tus vértebras fueran... - Indagaba en la herida, empeorando la en el proceso.

- ¡¿R-Rojos?! - Exclamó haciendo gestos de dolor. - ¡Sí! ¡Sí, lo son! ¡Ahora deja sanar a la herida! - Abrió los ojos de par en par cuando roso el interior de una vértebra, sintiendo un dolor horrible. - ¡¡Saca tus putas manos de mi cuello!! - Exclamó con iracunda fuerza sacudiéndose.

- D-Disculpe señora. - Dijo el verdugo alejando sus manos de la herida, ahora, más abierta.

La herida se Legyona dejaba ver claramente la oscura y rojiza vértebra, parecía la vértebra de un reptil con un suave pincho dorsal, pero le vendaron la herida para que dejara de manchar el suelo de sangre.

Mucha gente se alzó, creando una disputa muy fuerte entre los que defendían a la sentenciada, exigiendo su libertad por ser la única capaz de defender el imperio como se debe, con los que la acusaban, demandando que sea sentenciada a muerte por ser una amenaza y que racialmente no es ryhociana, obviamente una vertebra de ese tipo levantaba sospechas acerca de que era más una aberración o un demonio que un humano, pero todo calló cuando el Juez azota el mazo.

- ¡¡Orden!! ¡Orden en la sala! - Bramaba Ghatt mirando a la Legyona con seriedad. - Por ahora, ignoraré la herida que tienes porque no deseo desviar el caso, sin embargo, ¿Hay alguna forma que puedas ser ejecutada de forma indolora? - Preguntaba poniéndose más tenso.

La mujer negó con la cabeza. - No... No, que yo sepa... sólo sé que mi estirpe es conocida por tener cierta... abstinencia a morir. - Ella con disgusto hizo su mueca, ladeando la cabeza y encogiéndose de hombros. - La forma más fácil y rápida para matarme, sería... no sé, no se me ocurre nada que no sea experimentando un dolor indescriptible... - La interrumpió Ghatt.

- ¿En serio? - Dudó el juez, pero al ver a la mujer sin emociones en el rostro supo que decía la verdad.

Ella quería decir algo, pero se abstuvo y finalmente decide. - Cuando no estoy decidida a morir, no me permito hacerlo... se llama persistencia, es algo que tenemos las madres tenemos... sólo quiero ver crecer a mi hijo... y eso me mantiene viva... simple y conciso... - Ella miró a su hijo, sonriéndole con serenidad. - Es mi hijo... lo que me hace regresar, y hací siempre a sido desde hace años. Y sera él quien me dé el golpe final... -

El Ende Of Eternity: El Linaje Perdido [©]Место, где живут истории. Откройте их для себя