Capítulo 15

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- Duelo de Leyendas -

La sombra alada aterrizó con furia y caos, dando a mostrar que era el mismo Dios Dragón Wrathore. El mismo, que asoló Ryhonell hace unas varios días. Su mera presencia llenó de vulnerabilidad los corazones de la gente presente, como si una ola de miedo se apoderara de todo a su paso.

Legyona giró para ver a la bestia color negro y plata con su espinazo rojo como el magma, se fijó en cómo bajo suave la cabeza por el aterrizaje que hizo vibrar la tierra y al ver que esta ascendía abriendo ansiosa sus fauces; la mujer sólo se percató de que disponía de un único movimiento... tapar los oídos de su retoño...

Wrathore, con una inhalación que pudo crear tornados y tempestades, asoló por segunda vez el territorio del coliseo con un devastador y resonante rugido que asoló miles de estructuras alrededor del coliseo.

El rugido fue tan caótico que pulverizó las cabezas de aquellos que no se atrevieran a taparse los oídos del miedo y a cerrar los ojos de pavor. Muchos en el coliseo hicieron dichas acciones, pero aquellos que estaban fuera del coliseo en incertidumbre, fueron la almas que Wrathore se llevó con él.

Legyona sufrió cada vil e infame segundo de ese casi eterno rugido, para ella era como recibir el impacto de mil truenos a la vez. Cuando ese brutal rugido acabó, ya la mujer sabía a qué había venido la bestia... a cobrar la única vida que se interponía en el camino del EDEN.

Legyona Shulvix, la criada entre dragones y que osó en traicionarlos. Descendiente del más poderoso clan del perdido Linaje Shulvix. Señora de la guerra del imperio de Ryhonell. Perfecta maestra de la guerra. Genocida de la Ola. La única guerrera en el continente con el temple necesario para rivalizar a los dragones y el Dios Dragón destinado a asolar el mundo con su legión de dragones, y así dar comienzo al EDEN.

Ambos frente a frente.

Legyona al levantarse volteó y en respuesta expulsó colérica un Zhy'irk que hizo arrastrar al dragón anciano de la potencia que tuvo, era como si un trueno destructivo saliera de la garganta de la mujer.

Ambas leyendas. Ambos monstruos. Se vieron con una furia prescrita que se percibía a través de sus carmesíes miradas. Y se armó un silencio tan abrumador como los vientos de guerra que imploran términar. Sólo se veía ondear la capa imperial de la mujer al compás del viento que soplaba un mal augurio.

Y en un gruñir de ambos lados. El duelo de leyendas había iniciado.

El dragón exhaló una vil llamarada color rojo como el magma, era como si la lava misma fuera en dirección a ella. La mujer se cubrió con la égida afianzada frente a ella repeliendo exitosamente la llamarada del dragón, pero le impedía su avance.

El Ende Of Eternity: El Linaje Perdido [©]Where stories live. Discover now