¿Crees que es fácil cuidar niños? Para T/n no lo era, ya que nunca en su vida había cuidado uno.
¿Pero qué tal si tiene que cuidar a cinco chicos? ¿Y si son todos adolescentes? ¿Y si le comienzan a gustar los cinco a la vez?
No, ella nunca imaginó...
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—¿¡Chicos?! ¿Qué diablos están haciendo ustedes aquí?! —grité horrorizada.
—Señorita, estos chicos han estado gritando su nombre por todos lados y han entrado a las aulas sin autorización de los profesores buscándola... ¡Causaron un completo alboroto en mi universidad, molestando a los estudiantes y haciendo un desastre por todo lados —se quejó el director, que ya me conocía bastante bien, y señalaba a los chicos acusador—. ¿Qué tiene para decir?
—Realmente lo siento. Ellos son, bueno, mis primos... Y, al parecer, no pudieron esperar hasta que yo terminara mis horas de estudio para venir a buscarme —dije mirándolos fríamente—. Disculpe su irresponsabilidad, por favor.
—Claro que sí, tratándose de una de las mejores estudiantes de su clase, puedo disculpar un incidente como este sin pensarlo demasiado.
—Señor, no quiero ser irrespetuosa pero debo irme si no quiero llegar tarde a... Al club de lectura —dije dudosa, solamente dije lo primero que se me vino a la mente.
«Podría aprender a mentir mejor».
—No le quito más tiempo entonces. Pero, por favor, controle a sus primos y que no se repita.
—Claro, adiós.... Vámonos, chicos.
Salimos de la oficina del director y, al cerrar la puerta, levanté una ceja y me crucé de brazos. Me miraron con los ojos bien abiertos, todos parados en fila como militares.
—No voy a gritar. Hablaremos esto con tranquilidad —dije suavemente.
—Corran —anunció Yeonjun.
Y, tan rápido como él pronunció esa palabra, ellos corrieron por los pasillos entre los estudiantes, sin importar a quienes empujaran. Y yo.... Hice lo mismo, sin importarme si todos nos miraban raro.
Los seguí hasta afuera del edificio y, ni bien los localicé, me acerqué a ellos con el ceño fruncido. Estaban sentados en un banco con cara de ángeles. Pero antes de que pudiera decir cualquier cosa, sentí dos manos pellizcar mi cintura y pegué un salto.
—¿Pero qu-?
—Pensé que te habías ido —dijo Chanyeol con una sonrisa.
—¿Y tú por qué sigues aquí?
—Escuché que te llamó el director y quería saber qué pasó.
—Tengo que irme ahora. Pero... —murmuré pensativa.
