✽ Capítulo 22 ✽

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—¿Eh?

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—¿Eh?

Me quedé mirando confundida a la señora que estaba parada en la puerta con un bolso cruzado por encima de un delantal ridículo, su mirada estaba buscando algo y se veía muy confundida.

—Ah... ¿Disculpe? —la llamé para tratar llamar su atención pero realmente estaba muy distraída.

—¡Oh! ¡Hola! —exclamó al notar que los seis la estábamos mirando, su mirada inmediatamente se dirigió al interior de la casa—. ¿Puedo pasar?

—¿Por qué iba a dejar pasar a una completa desconocida? —se burló Yeonjun confundido.

—Disculpe pero... ¿Usted quién rayos es? —pregunté con el ceño fruncido después de dedicarle una mirada de reproche a Yeonjun.

—¿Qué? ¿Yo? ¿Quién soy? —se preguntó la mujer distraída—. Ah sí, soy la ama de casa. Me mandó Min Ah.

—¿No se suponía que habías rechazado la propuesta de Min Ah de contratar a alguien para que te ayude? —cuestionó Soobin con una ceja levantada.

—Eso fue exacto lo que hice —dije entredientes sin saber qué hacer.

—¿Está segura de que no es una confusión? —Kai e dirigió a la señora.

—No, no. Ayer me llamó la señorita Min Ah y me dijo que tenía que ocuparme de la limpieza.

Luego de decir eso, la mujer se abrió paso entre nosotros y entró a la casa como si nada. Arrojó su bolso al sillón descuidada y nos quedó mirando por unos segundos, como si estuviera esperando que nos largáramos.

—Tenemos que irnos —dije y amagué con irme—. Solucionamos esto después.

—Ah, había algo que debía decirles —recordó la mujer y se rascó la frente como para aclarar sus ideas—. ¿Qué era?

—Ugh, no tengo tiempo para esto.

Salí de la casa y me encaminé a la parada de autobús con histeria. La señora realmente me parecía bastante insoportable, o no, en realidad lo que me parecía insoportable era el hecho de que a Min Ah no le importó en lo más mínimo lo de “lo tengo todo bajo control”.

Los chicos venían murmurando detrás mío, lo cual me ayudaba bastante porque sin mirar para atrás era más fácil saber que me estaban siguiendo y no que desaparecieron de mi vista.

Pero no habíamos caminado ni media cuadra cuando la señora empezó a perseguirnos gritando por la calle.

—¡Chicos! ¡Chicos, esperen!

Respiré con pesar y me dí la vuelta cansada, intentando sacar paciencia de mis bolsillos o algo.

—¿Y ahora qué?

NIÑERA ✦ TXT Y TÚWo Geschichten leben. Entdecke jetzt