¿Crees que es fácil cuidar niños? Para T/n no lo era, ya que nunca en su vida había cuidado uno.
¿Pero qué tal si tiene que cuidar a cinco chicos? ¿Y si son todos adolescentes? ¿Y si le comienzan a gustar los cinco a la vez?
No, ella nunca imaginó...
—Ay, sí recuerdas mi nombre —sonrió él tocándose el lado derecho del pecho.
—Responde —ordené en voz baja.
—Bueno... Necesitaba darte explicaciones —dijo levantando los hombros.
—¿Y tan difícil era esperar a que sea de día? ¿O al menos entrar por la puerta? —pregunté histérica señalando la ventana detrás de él.
—Escucha, te seguí en mi auto para no ponerte un rastreador como un acosador —explicó como algo de lo que estaba diciendo fuese normal—. Además todas estas casas se ven exactamente iguales...
—¿Por qué tendrías un rastreador? —dije desconcertada.
—Eso es lo que quiero explicarte —dijo ehizo un gesto con las manos como si fuera obvio.
—Ugh, ¿podrías al menos no entrar como un ladrón a esta hora para la próxima vez?
—¿Quieres que haya una próxima vez? —preguntó con una sonrisa.
—¿Q-qué? Oye, no juegues conmigo —dije y entré a la cocina.
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La única luz prendida en la casa era la de la cocina y traté de no hacer ruido para no despertar a nadie.
—¿Quieres tomar algo o...? —pregunté incómoda de su presencia.