17: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos

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Segundo capítulo de hoy. Si no han leído el anterior, tienen que devolverse.💙

A veces creía que tenía dos personalidades, como el tipo de El club de la pelea

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A veces creía que tenía dos personalidades, como el tipo de El club de la pelea.

Por un lado, estaba la Vienna dulce y tímida que jamás de los jamases podría confesarle a Nate que estaba irremediablemente enamorada de él. Por el otro, estaba la Vienna que lanzaba indirectas indecorosas —como la de pasar la noche juntos—, o que trataba de robarle besos en pleno estado de ebriedad.

Me aclaré la garganta, y, en vez de esperar una respuesta de su parte, caminé hacia el pasillo que supuse que dirigía al baño.

—¿Me prestas una toalla y ropa limpia?

Nate también lucía un poco incómodo y ensimismado, sin embargo, asintió y en menos de un minuto me entregó una toalla blanca y pulcra, así como una franela color cielo, un bóxer, y unos pantalones de dormir.

—No te preocupes por el bóxer, es nuevo. Es completamente higiénico que lo uses.

«Higiénico». Quise decirle que si su ropa interior estaba lavada y secada de lavandería tampoco tendría problema, pero decidí dejarlo así. Le di las gracias y me encerré en el baño que, a juzgar por la disposición de todo, era el de visitas. Dejé la ropa limpia encima de la tapa del inodoro, la sucia en el suelo, y me metí a bañar.

Me pregunté qué habría pensado él tras mi proposición de visitarlo. Al inicio me había sentido un poco invasiva, no obstante, éramos amigos y si él necesitaba hablar con alguien o simplemente la compañía de una persona que lo quisiera, entonces era mi deber estar a su lado.

El día de la boda había perdido un poco la cabeza —y la dignidad—. Todas las copas que me hizo tomar Wes de forma rápida causaron que intentara robarle un beso a Nate y hasta mencionarle que estaba celosa de su reencuentro con su ex. Tonta, Vienna, tonta. Lo peor del asunto era que él no me había correspondido, ¿y por qué lo haría de todas formas? No existían motivos para pensar que él querría algo más conmigo y el mismo Wesley me dejó claro que era mejor continuar con mi vida amorosa y superar a Nate.

Y aquí estoy, en su casa, insistiéndole que me mantenga en su zona de amistad. Lo peor de mi situación era que, aunque estaba enamorada de él, no quería perderlo como amigo porque me gustaba su compañía, así como esa adrenalina que me hacía sentir cada vez que estaba cerca de mí.

Me vestí con su ropa —intentando no entrar en un coma debido a la emoción—, y me perfumé con un splash que asumí que sería de Lili. No era mi intención abusar de la confianza que me daban, pero no pude evitarlo.

Salí de allí y me encontré a Nate en el sofá de la sala, se había puesto un pijama negro y, considerando que tenía el cabello húmedo, asumí que se había bañado también. Lo hizo en tiempo récord, porque incluso me fijé que había limpiado el piso que yo había ensuciado con mis zapatos mojados.

Vendiendo mentiras © [Vendedores #2]Where stories live. Discover now