25: Una constante despedida

5.3K 598 210
                                    

¿Que si estaba nerviosa?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¿Que si estaba nerviosa?

No era una persona vulgar, pero creo que si me lo hubiesen preguntado, habría respondido con un «me estoy chorreando en los pantalones».

Me encontraba esperando por Nate en la planta baja del edificio donde vivían John y Sasha, dos miembros de nuestro grupo. Aquel día ellos eran los anfitriones de la reunión y, por supuesto, les había pedido a todos que llegaran una hora antes de lo que había planificado con Nate para advertirles. Era cierto que le había prometido a Nate que me abriría con él, que le contaría todo sobre mí, pero lo haría poco a poco y a mi propio ritmo. El hecho de que ese día fuera a conocer a algunas de las personas más importantes para mí era más de lo que podría enseñarle en un solo sábado, así que no tendría porqué enterarse de que yo era VIH positivo. No ese día.

Además, también buscaba protegerlo.

Iba a ser su primera reunión en nuestro grupo y se abriría con desconocidos sobre todo lo que le preocupaba, sobre sus problemas y aquello que le estaba haciendo daño. Ya eso significaría para él un impacto emocional muy fuerte. No tenía razones para añadirle más drama al asunto.

Miré mis pies y me concentré en mi respiración. En cualquier momento se me saldría el corazón. Cada diez segundos una vocecilla me decía que aquello era una mala idea, no obstante, trataba de que mi valentía saliera a relucir.

—Vienna.

Su voz se sintió como un sedante, ya que, en vez de acelerar mi pulso como solía hacer, solo me hizo entrar en un estado de serenidad y paz. Levanté la mirada y lo encontré a pocos metros de mí, acercándose con esa típica confianza suya que me derretía una y otra vez.

—Hola —le sonreí.

—Antes de que entremos allí —dijo, ya a mi lado—, quisiera decirte dos cosas.

Me eché hacia atrás ante su forma de decirlo: con mucha seguridad pero sin rastro de molestia. No pude evitar pensar en nuestra discusión en casa de Wesley y en si era necesario que me disculpara con él de nuevo, esta vez en persona y no por teléfono.

—Lo que quieras.

—La primera es que estoy un poco nervioso. ¿Es necesario que hable de todo lo relacionado con mis padres, a las pasantías, a Lili...? Jamás he hecho esto y no sé qué es lo que se debe esperar de mí.

Él no era una persona que transmitía fácilmente sus vulnerabilidades, así que sentí un pinchazo en el pecho al escucharle.

—Nadie está esperando nada de ti, Nate. Incluso, si cuando empiece la reunión prefieres no decir nada, está bien. La idea de estas reuniones es sanar, consolarnos, levantarnos entre nosotros. Ninguno te va a presionar a hablar sobre tus problemas, aunque sí debo decirte que una vez que lo haces, es como si te quitaras un gran peso de encima.

Asintió, esbozando una pequeña sonrisa.

—La segunda cosa que quería decirte es que no tengo claro cuál es nuestro status y no sé hasta qué punto puedo hablarte solo como mi amiga o como a una mujer que me atrae, y muchísimo. En cualquier caso, hoy te ves hermosa.

Vendiendo mentiras © [Vendedores #2]Where stories live. Discover now