Capitulo 31: Un viaje al olvido

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Maratón 1/2

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- ¡...5, 4, 3, 2, 1,0! ¡Feliz Navidad!- gritó Joaquín y corrió al jardín a ver los fuegos artificiales. Ya era 25 de Diciembre, el tiempo pasaba rápido y yo sentía que debía detenerse un poco, como si presentía lo que se acercaba.

- Feliz Navidad, hija- mi padre besó mi frente y yo lo abracé. Tuve el mismo gesto con mi madre, luego con mis abuelos.

- Feliz Navidad a la sobrina más hermosa que me pudo haber tocado.- la tía Beth, llegó para pasar las fiestas con nosotros. Era la hermana menor de mi madre, ambas son muy cercanas, la muerte de mis abuelos cuando ella eran niñas las llevó a protegerse la una a la otra con tal que no las separen. Terminaron viviendo con mi tía abuela Margarita, la cual había muerto hacia ya un año. Volviendo a Beth, tiene 26 años y ella se define como una viajante soñadora, es azafata y pasa la mayor parte de año viajando y cuando está de vacaciones se dedica a visitarnos y practicar su rutina de acrobacia en tela.

- Gracias Beth.- respondí con una sonrisa y un fuerte abrazo. Seguimos a mis padres y mis abuelos al jardín, era hermoso pasar las fiestas en casa de mis abuelos ya que el cielo y los fuegos artificiales se veían con más claridad allí. Alcé mi vista al cielo y contemple los distintos colores que en el habían y en ese momento Alex vino a mi mente, cerré mis ojos y dije en voz baja: "Feliz Navidad Alex, donde quiera que estés".

Mi teléfono comenzó a sonar con mensajes de Katy, Avril, Felipe, Ian y un número desconocido, el cual abrí y de pronto una sonrisa se formo en mi rostro: "Feliz Navidad, espero que te encuentres bien. Te quiero, A". Hubiera querido poder contestarle pero no lo pude hacer, ya que estaba en privado y me impedía hacerlo.

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15 días después me encontraba sentada en el aeropuerto con mi mochila y mi valija esperando para abordar el avión que nos llevaría a Brasil, iríamos a Maragogi, ya que a mi padre le recomendaron visitar Galés, un arrecife situado en esa ciudad. Por lo que había visto en internet el lugar era hermoso, no veía la hora de llegar.

- Los pasajeros del vuelo 540, con destino a Brasil, abordar por puerta 5, gracias.- dijo una chica por los altavoces y el mismo mensaje se repetía en distintos idiomas.

- Vamos es nuestro vuelo- dijo mi madre, tomé mis cosas y ayude a mi hermano con las suyas. Pasamos todo el control correspondiente y fuimos camino al avión.

- ¡Vamos a volar! ¡Vamos a volar! ¡Vamos a volar!- cantaba Joaquín de la emoción mientras pasábamos por el túnel y al final de la puerta, casualmente, Beth y su compañera llamada Penélope nos recibieron. Llevaban puesta, una camisa blanca ceñida al cuerpo y unos pantalones de vestir azul marino con el bléiser, sombrero del mismo color y un pañuelo para el cuello color rojo.

- Bienvenidos.- dijo la Beth con una sonrisa y nos escolto hasta nuestros asientos en primera clase. Me senté del lado de la ventana junto con mi hermano y me relajé.

El viaje duro unas 4 horas, eran las 10 de la mañana cuando llegamos a Brasil. Tomamos un taxi que nos llevo directo al hotel donde nos alojaríamos. El nombre del hotel era Empire, era bastante lujoso por ser de 4 estrellas, hasta contaba con lindas piletas con una ambientación estilo isla con bar de tragos incluido. Luego de dejar nuestras valijas en la habitación y cambiarnos de ropa fuimos a recorrer el lugar.

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