Noche Nevada

24 0 0
                                    

(Luciana tiene 5 años...)

Esa pequeña sabandija no se acerco mas a mí en estos dos años, la señora que cuidaba de ella lo hacia muy bien en varias ocasiones la vi jugando con Luciana, cumplía con su deber y eso me agradaba.

Un día, había terminado de asesinar, torturar y básicamente comer, y estaba muy aburrido aproveché que estaba nevando, salí de mi habitación, fui a un jardín y ya estando ahí me tiré al suelo, cerré los ojos, suspiré, en verdad estaba cansado, me puse a pensar en todo lo que había pasado en los últimos años, recordé aquella noche, esa noche cuando la encontré "Luciana" dije, inmediatamente una sonrisa se dibujó en mi rostro ¿Ya será hora? Me pregunté ¿Ya tendría que asesinarla al igual que sus padres? Abrí los ojos y me senté en la nieve, miré hacía mi castillo con melancolía, me levanté, a lo lejos vi a Luciana, me acerqué hacía ella, me di cuenta que estaba arrodillada con algo en las manos-¿Qué tienes ahí?- le pregunté, ella se sobresaltó.

-Na-nada- tartamudeo y escondió las manos detrás de su espalda.

-No me mientas- dije con cierto tono de molestia- A ver ¿Qué tienes ahí?- ella me mostró lo que sostenía con sus manos y era un polluelo de cuervo.

-Lo encontré en el suelo... Se, se debió haber caído de su nido- dijo tímidamente.

-Déjame verlo- le dije extendiendo mi mano, ella me dio el pequeño pájaro-Que lindo- sonreí falsamente, lo tiré con rabia al suelo y lo pisé una y otra vez hasta estrujar todos sus órganos, pude ver la expresión de terror en la pequeña-Ven- dije serio, comencé a caminar pero me di cuenta que ella no venia con migo, me voltee para ver que pasaba y vi a Luciana mirando los restos del animal que anteriormente había pisado, vi como sus ojos comenzaron a humedecer- No me digas que vas a llorar por ese pájaro, igual iba a morir- dije cruelmente- Vámonos Luciana- seguí caminando, ella todavía seguía en Shock, cuando llegué a la puerta le dije-Si tanto quieres estar afuera, quédate porque yo ya me voy- cuando dije esto noté que la pequeña me miró y comenzó a correr en dirección a mi, yo abrí la puerta y me quede apoyado en el marco de esta, mirando como Luciana venia corriendo hacia mi diciendo ¡Espérame! Y cuando estaba a unos metros de distancia di unos pasos para atrás y cerré la puerta, dejándola a ella afuera, ¡No! Grito ella ¡Por favor déjame entrar! Decía dándole golpes a la puerta.

-Déjame entrar-dijo por ultima vez con un tono débil, oía claramente como ella estaba llorando-hace frío papá- dijo con dificultad.

-¡Disfrútalo!- le dije y comencé a caminar, no había dado 10 pasos cuando ese sentimiento de culpa se apoderó de mi ¡POR FAVOR! Pensé, me di media vuelta y corrí hacia la puerta, le quite el pasador y la abrí, Luciana estaba sentada en el suelo, con las rodillas en el pecho y sus brazos le cubrían la cara, cuando me vio se levantó, corrió e inmediatamente entró, yo cerré la puerta y le volví a poner el pasado, ella se comenzó a limpiar las lagrimas, La miré-Que esto te sirva de lección para cuando yo te diga "Vámonos" es que nos vamos ¿Entendiste?- pregunté, ella hiso un gesto afirmativo-Perfecto, ven- dije serio.

Fuimos a su habitación y ahí estaba la Señora que cuidaba de Luciana sentada en la cama, con las manos en la cabeza pensando "¿Qué me hará el Conde Drácula cuando se entere que perdí a Luciana?" Cuando vio que abrí la puerta se levantó de golpe-Pasa- le dije a Luciana, cuando esa señora la vio se le iluminaron los ojos, Luciana corrió y la abrazó- ¿Angelito donde estabas?- le dijo cariñosamente mientras la cargaba y le dio un beso en la frente.

-Me la encontré en uno de los jardines- dije seriamente- ¿Cómo se pudo haber escapado?- le pregunté.

-No lo sé, fuimos a la cocina por que ella tenía hambre, la deje sentada en una silla y cuando voltee para darle su comida ya no estaba, la busque por todo el castillo y no la encontré, pero gracias a Dios que apareció- sinceró.

-No, gracias a mi que fui el que la encontré-dije con cierto tono de molestia- De todas maneras tenga mas cuidado, y tu pequeña sabandija no te vuelvas a escapar- le dije tocando la mejilla de la niña con mis dedos índice y medio- Yo ya me tengo que ir adiós- me alejé y cerré la puerta detrás de mi.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now