Confesiones

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Nota: este capitulo es narrado por Luciana.

-Me refiero a que tu me cambiaste la vida- sonrió, y tocó mi mejilla

-¿Enserio?- Ahora me sentía culpable por haber huido, pero quizá el Conde mentía.

-Si...- El Conde se levantó, fue a un ventanal, apartó un poco la cortina y miró por ahí- Antes, yo no podía sentir nada, era despiadado y cruel pero... Llegaste tú- me miró- No sabes cuanto sufrí sin ti, te busqué en todos lados pero no te encontré, sé que alguna vez quise quitarte la vida pero cambié de opinión, y te amé con todo mi marchito corazón- las lágrimas brotaron de sus ojos.

-¿Por qué me ocultaste la verdad?- Pregunté.

-Planeaba decirte todo cuando fueras mayor, nunca me imaginé que tú, chiquita, lo descubrirías por ti misma- sentí mis mejillas arder, adoraba cuando me decía así- ¿Preciosa dónde estuviste todo este tiempo?-

-Yo me fui a un pueblo un tanto lejano y vivía con una señora, Augusto, mi vecino es quien me secuestró- respondí.

-Veo que aun tienes mi capa- sonrió pícaramente, me sonrojé aun más, si aun tenía puesta la capa del Conde- Me encanta como se te ve "Condesa Drácula"- me giñó un ojo y comenzó a caminar en dirección a mí.

Me dio un beso en la frente, me miró a los ojos y me dijo "No sabes lo feliz que estoy..." me desamarró, sonrió y se volvió a sentar a mi lado.

Mi corazón se quería salir de mi pecho, estaba nuevamente con él Vampiro que más temía, ¿Qué podía hacer? Nada, era técnicamente imposible que en ese momento huyera.

Miré al Conde, me fijé en esos ojos carmesí que tenía, parecía que cuando lo mirabas tu alma se quedara encerrada allí "En cualquier momento me matará..." pensé, "Claro, me traerá a mi habitación, esperará a que me quede dormida y luego me morderá", el Conde tomó mi barbilla, me quedé totalmente inmóvil y temblorosa, se acercó a mí y me besó suave y lentamente, inmediatamente el sabor eléctrico de la sangre invadió mi boca, me separé, él frunció el ceño y alzó una ceja- No, no puedo- dije.

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó confundido el Conde.

Me levanté del sofá del Conde, y caminé un poco por la sala- ¿Tú esperas que de la noche a la mañana olvide todo lo que pasó? ¿Todo lo que hiciste?-

El Conde también se levantó- ¿Qué hice?-

-Tú asesinaste a mis padres, Tú me tuviste aquí encerrada, engañada toda una vida, aun no puedo creer que tuve que huir para que no me mataras ¿Y todavía piensas que voy a perdonarte?- las lágrimas recorrieron mis mejillas.

-Luciana, mi niña yo...- lo interrumpí.

-Yo no soy tu niña- Dije.

-Luciana, yo te quiero, no me atrevería a ponerte los colmillos encima- la tortuosa imagen de él mordiéndome volvió a mi cabeza- Si, yo maté a tus padres- dio unos pasos hacia mi, yo retrocedí- Esa noche, te vi, y me pareciste tan linda e inocente, no podía dejarte, apenas eras una bebé, te traje conmigo y te crié, a medida que pasaba el tiempo, me encariñé mas contigo y llegué a un punto en que no podía pasar un minuto sin pensar en ti- se detuvo- Te quiero, y deseo que volvamos a estar juntos-

-Mientes- me detuve yo también- Tú no puedes querer, tú no puedes amar, tú no pue...- me interrumpió.

-¡SI PUEDO!- alzó la voz- ¡No sé quien te metió esos gusanos en la cabeza!- sus ojos se aclararon, ahora eran del color de las llamas del infierno- No puedo creer que tenga que hacer esto- miró al suelo y después a mí.

-¿Hacerqu...- el Conde chasqueó sus dedos e mágicamente quedé inconsciente.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now