Mi Escape

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Nota: Luciana narra este capitulo.

Era de día, la nieve había cubierto por completo todo el suelo, el frío era agradable, yo vestida con una bata azul, caminaba por los pasillos del castillo buscando la biblioteca.

Cuando llegué busqué la sección de libros prohibidos, con un palillo abrí el candado, "Gracias José..." pensé, abrí la reja y pasé, los nervios no me dejaban en paz, tenía que escoger un libro rápido- Magia negra- leía en voz baja- No- di un paso a la derecha- Bla, bla, bla, de brujas, tampoco- buscaba en la repisa de arriba y de repente algo me llamó la atención.

Era un libro que estaba colocado en un altar, en el medio de esa habitación, caminé hacia el "Pactos vampíricos" se llamaba el dichoso libro, lo abrí y comencé a leer.

"Alimentados de la sangre, saldremos en la oscuridad, haremos lo que sea para siempre gobernar, hermanos vampiros la mejor noche nos espera, un festín de carne humana, viseras y hasta muelas, salid de sus escondites al anochecer..."

Seguía leyendo hechizos impronunciables, modos de tortura, las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y una de ellas cayó en el libro, se convirtió en sangre, la miré y vi que a su lado decía "La marca del líder..."

La marca del líder:

Al invocarte, el usuario tiene que dibujarse con un cuchillo en la palma de una de sus manos la inicial del nombre del vampiro líder, la cual aparecerá siempre que el se encuentre cerca, fresca y aparentemente recién hecha.

Fui a otras páginas y noté que algo estaba en medio del libro, era un amuleto, de uso ceremonial, hecho de oro con un rubí colgando en el centro.

Cerré el libro, y me retiré, cerré el candado, limpié mis lágrimas, y me retiré de la biblioteca, leí cosas espeluznantes pero también me enteré de las debilidades de un Vampiro.

El Conde me asignó una nueva niñera, obviamente no me dijeron los motivos.

Me acerqué a ella y le dije que tenía sueño, así que me iba a acostar, ella ofreció leerme un cuento, pero rechacé la idea.

Fui a mi habitación, y le puse seguro a la puerta, abrí mi inmenso closet, agarré todos mis vestidos y comencé a anudarlos para construir una cuerda.

Noté que ya era tarde y que lo más probable es que Drácula ya fuera a despertar, ya tenía media cuerda hecha, así que la escondí en mi closet, acomodé mi habitación, y cuando pensé salir alguien tocó mi puerta.

Mi corazón se aceleró, di un suspiro y la abrí- Tu niñera me dijo que estabas durmiendo, pero no podía aguantar las ganas de verte- saludó Drácula, mientras pasaba a mi habitación, me dio un abrazo y se sentó en la orilla de mi cama, y yo imité la acción- Cuéntame lo que hiciste hoy-

-Pues me levanté, conocí a mi nueva niñera la cual me hiso el desayuno, comí, fui a la biblioteca, me dio sueño y me acosté- dije con simpleza, el Conde me dio un beso en la frente- ¿Dónde está Doña Emilia papi?- pregunté fingiendo un tono inocente.

-Se fue de viaje, es que su padre no se encuentra bien- mintió el Conde.

Yo fingí creerle, el pasó su brazo por mi cintura y me dijo que me quería.

-¿Qué te parece si me lees un cuento?- sugirió Drácula, yo acepté.

Con un movimiento de su muñeca hiso que un libro apareciera entre mis manos y el se acostó, yo imité la acción acostándome a su lado, el puso una de sus manos en mi estómago y su apoyó en su otro brazo mirándome.

Comencé a leer, el sonreía, a veces tartamudeaba por los nervios, no podía estar tranquila con él a mi lado, quería irme corriendo y no volver jamás.

Me dio un beso en la mejilla, sentí el rose de sus colmillos, comenzó a bajar a mi cuello para hacerme cosquillas, lo que ayer me gustaba hoy comenzaba a incomodarme, me sentí mas nerviosa, comencé a sudar, pero no paré de leer.

El Conde alzó la vista para verme, noté que estaba confundido, lo miré y le pregunté si pasaba algo, el lo negó, me quitó el libro y lo lanzó a un rincón de la habitación.

-¿Ahora que voy a leer?- pregunté sentándome en mi cama, Drácula imitó la acción.

-No leerás nada más, quiero que hablemos- dijo con la misma sonrisa, no paraba de mirar sus colmillos y su marca en el cuello, tenía miedo de la persona que mas amaba en el mundo, y no podía sacar de mi mente la imagen de él, agarrándome por el cuello y clavándome sus colmillos- ¿No te han visitado más los chicos?- comentó interrumpiendo mis pensamientos.

-¿Qué?- pregunté y él suspiró.

-¿No te han visitado más los chicos?- repitió.

-Oh, no, no han vuelto- respondí rascándome la nuca.

-Te noto distraída, nerviosa ¿Qué sucede?- preguntó Drácula agarrándome la mano derecha y entrelazando nuestros dedos- ¿Me tienes miedo?- Lo miré a los ojos.

-No papá, solo he estado un poco... Aburrida- mentí.

El Conde relamió sus labios- ¿Qué te parece si vamos afuera?- sugirió.

-Está bien- acepté.

Salimos, jugamos un rato, caminamos, corrimos, la pasamos bien, yo fingía estar inerte de el secreto que el Conde guardaba, pero algo en mi gritaba que huyera.

(Madrugada del día siguiente...)

Apenas comenzaba a salir el sol, me levanté, me cepillé y lavé la cara, ese día sería en el que iba a escaparme.

En silencio abrí mi closet, saqué la "Cuerda" de vestidos que anteriormente estaba haciendo, anudé los vestidos y batas que faltaban, en un trozo grande de tela color negro puse mis cosas.

-Mi cepillo, algo de ropa, una botella con agua, dos cuentos...- dije en voz baja-¡Oh falta algo!- busqué entre los libros y encontré un dibujo que hice cuando era pequeña, era de mi papá y de mi, también busqué mi objeto más preciado- La capa de papá- dije con el mismo tono de voz, metí todo eso en el pedazo de tela uní las cuatro esquinas y les hice un nudo para que no se saliera nada.

Me puse un pantalón y una franela, también unas botas, agarré una cinta color morado, le di un par de vueltas cerca del nudo que recién había hecho y lo que sobró lo até a mi cintura.

Agarré la cuerda, la anudé a uno de los cuatro pies de la cama, me dirigí a mi ventana y la tiré, suspiré, tenía que irme rápido, sabía que lo que estaba por hacer requeriría mucho esfuerzo físico pero no tenía otra opción.

Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, agarré la cuerda y comencé a bajar, los pájaros comenzaron a cantar, todavía el sol no había salido del todo, mis brazos comenzaron a cansarse pero ya no había vuelta atrás, o sobrevivía o moría a manos de ese vampiro que decía ser mi padre.

Pisé el suelo, di una última vista a mi antigua "prisión", y corrí hacia el bosque, ya había dado un paso más hacia mi libertad.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now