Cap. 13

13 2 0
                                    

Nota: este capitulo será narrado por Luciana.

(3 Años después...)

Ya había hecho mi vida en un pueblo lejano del castillo del Conde, era humilde pero feliz, vivía con una viejita, yo la cuidaba y le hacia compañía.

Obviamente otro vampiro causaba terror en ese pueblo, pero trataba de cuidarme, y vivir una vida larga y plena.

-Señora Margaret- le hablé mientras ella sentada en su mecedora tejiendo un abrigo- ¿Quién fue su esposo?- le pregunté, me encantaba escuchar sus historias, ella era como la abuela que nunca tuve.

-Yo nunca tuve esposo- decía mientras se mecía.

-¿Por qué?- volví a preguntar.

-Mis padres eran muy estrictos y nunca dejaron que me casara- dijo con simpleza- ¿Y tus padres como son?

-Es complicado decirlo- respondí.

-¿Por qué?- preguntó la señora.

Mis ojos se humedecieron, recordé al hombre que me mintió por 13 años, miré al suelo- Es que a ellos los mató un vampiro- dije con la voz entre cortada, la señora puso su mano en mi hombro y yo la abracé, lloré sin cesar, dolía recordar el pasado, creía que ya lo había superado pero no era así, a veces extrañaba al Conde, pero me rompía el corazón en mil pedazos recordar que su único interés era mi sangre y viseras, ese Señor no me quería y jamás volvería a sus brazos.

-¿Y cómo sobreviviste sin ellos?- preguntó.

-Pre-prefiero no con-contestar esa pregunta- tartamudee entre sollozos.

La Señora Margaret me consoló, me dijo que todo estaba bien, que yo era una joven muy fuerte y que no era la única que le había pasado eso, suponía que si, a otras personas les pasó lo mismo pero estaban bien, viviendo sus vidas como si nada les hubiera ocurrido, pero yo no podía sacarme de la cabeza el recuerdo del Conde Drácula sonriendo frente a mi, esperando el momento justo para arrebatarme la vida.

¿Por qué él no lo hizo antes? Pudo matarme en tantas ocasiones ¿Y... si realmente me quería?

Descarté esa idea de mi cabeza, él era un vampiro, no podía querer y mucho menos amar, lo único que les interesa es la sangre, seguro que el Conde nunca salió él mismo a buscarme, seguro que nunca le importé, seguro que ya debió olvidarme, ¿Por qué sufría tanto por una persona que nunca me quiso?

No era fuerte, nunca lo fui, solo era una cobarde que únicamente sabia huir, hubo un tiempo en el que quise al Conde con todo mi corazón, pero cuando lo recordaba solo sentía un vacio por dentro, que me quebraba, me dolía, no podía olvidarlo de la noche a la mañana, ya que él formó una parte importante de mi vida, y desaparecer esos recuerdos era difícil.

(Una hora después...)

Salí de la casa de la Señora Margaret, fui a el bosque en busca de unas manzanas, cuando volví vi a nuestro vecino Augusto, lo saludé y entré a la casa, ese Señor me daba mala espina, porque desde hace días me miraba de una extraña forma, y sonreía sádicamente.

Puse cuatro manzanas en la mesa del comedor, busqué un cuchillo y un plato hondo, corté en trozos pequeños tres manzanas y dejé una para mí.

-Señora Margaret, le piqué unas manzanitas, espero que le gusten- dije entrando a su habitación- Siéntese en la cama para que se las coma- ella hiso lo que le pedí y me agradeció mientras yo le daba el plato, me senté en su cama y comenzamos a hablar.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now