Intento de fuga.

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Me desperté, estaba en otra habitación que no era como la de mi infancia, esta era más pequeña y con una ventana con rejas, me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, traté de abrirla pero tenía seguro- Oh, que bien ¡Muchas gracias Conde Drácula!-

-¡De nada!- Respondió desde su habitación.

-Desgraciado, ¿Y ahora como salgo de aquí?- pregunté en voz baja, miré por la ventana y reconocí que estaba en la torre del sur, agarré los barrotes y traté de moverlos pero estaban duros como una piedra, "Tiene que haber un pasadizo", moví cuadros, la alfombra, hasta el closet y nada, "Algo que me sirva de llave para abrir la puerta" pensé, revisé todas las gavetas y nada, ni siquiera un clavo suelto.

Me tiré en la cama y miré el techo, ahora literalmente estaba prisionera en mi hogar.

Pasó un rato y alguien comenzó a abrir la puerta, me alarmé y vi que era una muchacha, quizá unos años mayor que yo- Buenos días, aquí está su desayuno- me dijo, mientras colocaba la bandeja en mi cama.

Me levanté- Oye, ¿Cómo te llamas?- noté que tenía el manojo llaves en un bolcillo de su vestido.

- Jennifer - respondió tímidamente.

-Lindo nombre Jennifer - Sonreí- Por favor ayúdame, el Conde quiere matarme, ¡Mira el sitio donde me encerró!- ella comenzó a admirar mi prisión y yo lentamente baje mi mano hacia su bolcillo y saqué las llaves, miré de reojo la puerta, la cual estaba detrás de nosotras y vi que estaba entre abierta, entonces sin pensarlo, corrí hacia la puerta, salí, y cerré la puerta dejándola a ella encerrada- Lo siento mucho Jennifer- le dije, y corrí, baje las escaleras lo mas rápido que pude y capté la atención de unos guardias que comenzaron a perseguirme.

Vi un ventanal abierto y justamente afuera había un árbol, agarré velocidad, me dirigí en dirección a el y salté, aterrizando en las ramas de árbol- ¡Que no se escape!- exclamó un guardia, bajé del roble y corrí, solo me faltaba escalar la muralla de tres metros hecha de piedras, de inmediato supe que no podía así que decidí irme al portón, el cual si podía escalar, los guardias aparecieron detrás de mi de nuevo "¡No puede ser!" exclamé cuando los vi. Mis piernas comenzaron a cansarse, pero no podía frenar ya faltaba poco para llegar al portón, dejé los guardias atrás y salté al portón, comencé a escalarlo y cuando estaba en la cima les dije "¡Hasta nunca estúpidos!" y salté de nuevo a las ramas de un árbol y bajé por el tronco, solté una carcajada al verlos buscar apresuradamente la llave para abrir el portón y cuando voltee para irme estaban unos 20 lobos gruñendo y preparados para saltarme encima retrocedí unos pasos, no tenía donde ir, escuché que el portón se abrió, suspiré, los guardias me esposaron y me trajeron nuevamente a el cuarto donde estaba al principio.

-¡Infelices!- patee mi closet- ¡Los detesto!- grité, me senté en mi cama y comencé comerme mi desayuno.

(En la noche...)

Miraba por la ventana y observaba a los sirvientes ir de aquí para allá, "¿Querías a tu Conde Drácula? ¡Ahí tienes a tu Conde Drácula!" pensé "Él debe estar muy feliz matando gente y tu aquí encerrada" suspiré, estaba sumamente aburrida, "Ahora ¿Cómo rayos voy a escapar?" me pregunté, de repente alguien tocó la puerta y comenzó a abrirla.

-Buenas Noches...- dijo el Conde Drácula entrando a mi habitación.

-Hueles a Sangre- le dije.

-Si, ya comí- se sentó en la orilla de mi cama- Me contaron que intentaste escapar-

-Si, pero no funcionó- crucé los brazos.

-¿Por qué?- imitó el gesto.

-Cuando ya estaba afuera unos lobos me acorralaron-

-Oh, si, disculpa, es que no te había dicho- dijo fingiendo un tono de culpa- Los hombres lobo van a andar rondando el castillo-

-¿Y eso?- pregunté extrañada.

-Es por si te vas escapar- se carcajeó.

-Si, ríete, eso, así- dije sarcásticamente.

-Mi reina, supuse que ibas a escapar de nuevo, por eso te tengo encerrada en esta habitación, si te portas bien volverás a la anterior, sino seguirás aquí- se levantó de la cama y se puso frente a mi, me dio un beso en la frente y me dijo- Te quiero-

-Esto, no es querer- respondí entre dientes.

El Conde bajó sus manos hasta mi cintura y me acercó mas a él, me dio un beso en la mejilla, luego lentamente comenzó a bajar a mi cuello, yo inmediatamente me alarmé y me separé de él.

Bufó- Bien, no intentaré hacerte cosquillas- dijo entre dientes, se acercó a mi cama y se acostó ahí, bostecé, comenzaba a sentir el cansancio, mis piernas aun me dolían un poco- Si quieres te acuestas conmigo chiquita-

-Jamás- respondí de inmediato.

-Por lo menos siéntate- con un movimiento de su muñeca hiso aparecer una silla.

Con desconfianza me senté en ella, el Conde sonrió, no entendía por qué tanta felicidad de su parte.

-Te adoro- dijo, yo no respondí- Auch-

-¿Estas bien?- pregunté.

-No-

-¿Qué te duele?- pregunté un tanto preocupada.

-Aquí, aquí- el Conde señaló una parte de su abdomen, yo me senté en la orilla de la cama toqué ese sitio.

-¿Enserio te duele?- volví a preguntar.

-Si, si- el Conde tocó su garganta.

-¿Te duele también la garganta?-

-Si, tócala la siento inflamada- me incliné para tocar su garganta y... El Conde me agarró y me acostó en la cama luego se subió encima de mí y comenzó a hacerme cosquillas con sus colmillos.

-¡No Conde! ¡No! ¡Conde Drácula!- decía entre risas- ¡Suéltame Drácula!-

-¡No lo haré!- exclamó en respuesta.

-¡Por favor!- rogué otra vez.

-Bueno- paró- pero solamente porque ya te saqué toda la risa que tenías acumulada- frotó su nariz con la mía.

Se separó de mí y se acostó a mi lado, comenzó a contarme un relato y me quedé profundamente dormida.


Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now