Cap. 20

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Nota: narra el Conde.

Aceleré el beso, y comencé a excitarme, no quería quitarle la inocencia a mi niña hermosa, pero una parte en mi tuvo ese instinto salvaje de arrebatar su virginidad.

"Tengo que controlarme..." pensé.

Traté de desacelerar el beso y me separé lentamente, Luciana sonrió, su respiración estaba acelerada, le di un beso corto y me aparté a un lado.

De repente los aullidos de los lobos se escucharon, estaban cerca, me alarmé, ellos ya no eran mis aliados y tenía que proteger a Luciana.

-Vámonos de aquí- le dije.

-¿Tan pronto?- preguntó.

-Si- me levanté y le ofrecí mi mano.

Me quité mi capa y cubrí a Luciana- ¿Qué pasa?-

-Shh... Baja la voz- le dije- camina rápido-

La luz de la luna alumbraba nuestro camino de vuelta a mi castillo, y justo en frente de nosotros vi un par de ojos rojos.

-Detente- paramos en seco.

-¿Por qué?- preguntó, yo pasé mi brazo por sus hombros.

-¿Quién eres?- pregunté mirando a el par de ojos rojos los cuales se multiplicaron, ahora eran seis, se carcajearon y en un parpadeo desaparecieron.

-Conde Drácula- escuché una voz femenina.

-¿No nos reconoces?- dijo otra voz distinta pero femenina también.

-Somos nosotras- volví a ver un par de ojos.

-¿Rubí, Kristal y Ágata?- pregunté, y logré captar de nuevo sus seis ojos.

Las tres hermanas salieron entre los árboles- ¿Quién es ella?- preguntó Kristal.

-Es una victima- mentí, lo último que querría sería lastimar a Luciana.

-¿Cómo lo fuimos nosotras?- preguntó Rubí.

- A ella si la mataré- seguí mintiendo, no quería que la sociedad vampírica se enterara de Luciana, ya que intentarían hacerle daño- Como debí haberlo hecho con ustedes-

-¿Y por qué no en vez de matarnos tenemos sexo salvaje en la cama?- comentó coqueta Ágata.

"Podría tener sexo con las tres hermanas y así reducir mi deseo sexual" pensé "Estaría bien, ya que no quiero llegar a quitarle la inocencia a mi pequeña" La miré, se notaba un tanto preocupada, probablemente ya no iba a perdonarme y si la violaba menos.

-Está bien, las espero en mi castillo- dije serio, las tres hermanas se esfumaron en una nube de humo negro, suspiré, miré a Luciana la cual estaba apartada unos centímetros de mí, era obvio que todo mi esfuerzo de todas esas semanas se había vuelto sal y agua.

Sin decir una palabra nos tele transporté a mi castillo, Sentí a Luciana helada y temblorosa, subimos a su celda en la torre del Sur, y entramos, yo cerré la puerta.

-¿Enserio vas a matarme?- preguntó ella sentándose en la orilla de la cama.

-No mi amor- respondí- Lo dije para no levantar sospechas- di unos pasos hacía ella- Si algún vampiro sabe que tengo a una mortal en mi castillo va a querer secuestrarla o matarla- tragué saliva- por eso- vi mi habitación y se veía la luz encendida, alguien estaba allí- es que dije todo eso, en verdad lo siento- le ofrecí mi mano y ella simplemente bajó la mirada, el sentimiento de culpa me invadió, pero hice lo correcto, me senté a su lado y la abracé- Te quiero mucho- le dije mientras le daba un beso en la frente- Hago todo esto por ti- besé sus suaves labios una vez más y nos separamos.

Con un movimiento de mi muñeca hice aparecer una botella con sangre, la puse sobre la cama, me levanté cerré las cortinas, agarré la botella y saqué el corcho, el olor a sangre invadió la habitación- ¿Qué estás haciendo?-

Tomé un trago de sangre- Sabroso- relamí mis labios- Tengo que fingir que te maté, así que voy a llenar mi ropa y labios de sangre- mientras hablaba ponía un poco de sangre en la palma de mi mano y la pasaba por mi ropa, y bebía de vez en cuando un poco para que chorreara por mi barbilla- ¿Si parece como si hubiera matado a alguien?- pregunté.

La expresión de Luciana lo decía todo.

Le puse de nuevo el corcho a la botella y con un movimiento de mis dedos la desaparecí- Se que lo que te voy a pedir es un poco atrevido pero necesito que grites-

-¡¿Qué?!- exclamó.

- Necesito que parezca real... Por favor- rogué.

- Allá no se va a escuchar-

-Claro que si- crucé los brazos- Si yo escucho cuando te quejas en voz alta, obviamente se va a escuchar un grito-

-Osea que escuchaste cuando...- interrumpí.

-En fin... Grita- dije serio.

-Aaah- dijo desganada.

Alcé una ceja, "Tendré que usar mis cualidades vampíricas para esto" pensé- Sabes pequeña... Realmente yo no he comido en toda la noche- Mentí mirándola fijamente- Y tu cuello es una tentación, necesito sentir- di unos pasos hacia ella lentamente- el sabor de la sangre- bajé mi mirada hacia su cuello- en mi boca una... Vez más- me abalancé encima de Luciana, ella trataba de defenderse y yo agarré sus dos muñecas y las puse por encima de su cabeza, ella no paraba de gritar, yo tenía una sonrisa macabra plasmada en mi rostro- Te ves tan hermosa esta noche- pasé mis dedos índice y medio por su mejilla- Que lastima que tengas que morir- bajé lentamente a su cuello.

-¡CONDE NO! ¡CONDE NO ME MATES POR FAVOR!- Gritaba sin cesar, las lágrimas brotaban de sus ojos como si fueran un manantial, y yo no podía aguantar la risa, cuando llegó el momento de fingir morderla en vez de clavarle los colmillos le di un beso, separé mis labios de su cuello y con la mano que tenía libre tapé su boca.

- Shh... Cálmate, no voy a matarte, jamás lo haré- susurré, sonreí tiernamente- te liberaré si no gritas y te calmas ¿Si?-

Lentamente me separé de ella- Gracias por tu colaboración- y la abracé.

-¡Suéltame!- exclamó.

-No hables muy fuerte- dije, apartándome- Tengo que irme en verdad disculpa lo que te hice-

Me retiré de la habitación, me hubiese encantado quedarme a consolar a Luciana pero debía disimular, mientras iba camino a mi habitación me conseguí a Yovany, le pedí amablemente que se quedara hablando con Luciana y él aceptó.

-Pero déjame advertirte que si llegas a faltarle el respeto te mato ¿Entendiste?- lo amenacé jalándolo del cuello de la camisa.

Fui a mi habitación, abrí la puerta y encontré a la vampiras jugando cartas en mi cama- ¿Por qué te tardaste tanto mi amor?- preguntó la mayor.

Pasé y cerré la puerta- Tuve que resolver unos asuntos- respondí serio.

Una de ellas desapareció el juego de cartas- Bueno ya olvídate de todo eso, cariño, porque vamos a cumplir todas tus fantasías- se levantó, caminó hacia mi y me besó.

Bajó su mano hacia mi pantalón, la tiré de vuelta a la cama, y comencé a quitarle el vestido, sin duda esa noche sería espectacular.

Tú eres mi única debilidadWhere stories live. Discover now