Wattpad Original
Te quedan 8 partes más de forma gratuita

81. Condena y amor

19.3K 2.5K 985
                                    


Disfruten el capítulo, monstruitos. 

Comenten mucho 7u7

***


Tras encontrarme con Sauto, no dejaban de llegarme a la mente imágenes de cuando era pequeña. Imágenes de una escena realmente horrenda.

Las llamas devoraban lo que había sido mi casa. Consumían todo a su paso. El humo negro se arremolinaba en el cielo mientras el fuego teñía la noche obscura en un color rojizo; y el olor a quemado, los sonidos chirriantes de la madera caerse a pedazo, cada una de esas imágenes, ruidos, olores y sensaciones eran tan terribles como la apariencia de esa bestia.

Lo recordaba bien. Nada podría ser tan horrible. Ni siquiera Sauto que creía poseer un aspecto horrendo y tan temible. No dudaba de su fuerza y poder, de hecho, lo conocía, pero no lo temía. Nada me había marcado tanto como ver a mis padres y a mi hermana menor ser destrozados y ser devorados frente a mis ojos.

Esa enorme bestia había prometido dejarme de último para saborear mi carne. Lo vi arrancar las piernas de mi hermana, lo vi tratarla como si fuese algo menos que una mosca. Tiraba de sus piernas y brazos delgados con tan facilidad antes de lanzarlos a su boca ensangrentada.

Pero en algún punto, sin importar cuanto lo intentara recordar, debí haberme quedado desmayada, porque al abrir los ojos, una imagen nítida sustituía la horripilante escena de la bestia comiendo a mi familia. Aunque seguía siendo una imagen sangrienta, disfruté ver que alguien más hacía lo que tanto deseé y no podía hacer: justicia. Recordaba que deseé tener fuerza para poder pelear y pelear hasta acabar con el sufrimiento de haber quedado sola, pero era solo una humana que no podía hacer nada más que quedarse viendo cómo perdía todo.

Perdí la cuenta de las veces que lamenté ese hecho; pero cuando vi a cierto hombre sonriendo, con el rostro manchado de sangre de bestia, descubrí que incluso para mí podría existir la justicia. Vi a aquel hombre moverse con una gracia por los aires, despedazando, como si bailara, moviéndose por hilos invisibles. Giraba por el aire y apenas si tenía contacto con el suelo o con su entorno. Lo vi tan absorto, como si disfrutara asesinando y cortando la carne.

Y sonreía.

Sonreía.

No existía forma de olvidar esa sonrisa maquiavélica que tenía en el rostro mientras cortaba la carne y reducía a una monstruosidad a la nada misma. Era pequeño a comparación de su contrincante, no parecía ser tan fuerte ni poderoso, pero su habilidad para moverse y la destreza con la que agitaba su mano y se movía por los aires era innegable. La apariencia era engañosa.

Recordaba que había terminado en llanto con las manos cubriendo mi rostro, mas no aliviada. Aunque alguien había cobrado la vida de mis seres queridos, nada conseguía aplacar la tristeza de haber perdido todo en una noche.

En ese entonces, solté una risa entrecortada. Ese hombre que vengó a mi familia se había puesto frente a mí con una mirada tan vacía y gesto inexpresivo. Lo que interpreté como una espada resultó siendo parte de su mano, que se cristalizaba en una fina línea delgada, angosta y afilada. Con eso, levantó mi barbilla con brusquedad para obligarme a verlo a los ojos.

Sus ojos eran preciosos, brillaban, contrarrestaba su expresión sombría.

—Niña, ¿cuál es tu nombre?

—Jam...

—¿Jam?

Sacudí la cabeza en negativa.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora