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84. Último suspiro

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Disfruten este cap, monstruitos. Lo merecen <3 

***



Parecía un día triste. El cielo se teñía de un gris fantasmal y las nubes espesas parecían arremolinarse en un sitio en particular, sobre una enorme montaña rocosa, donde la vegetación escatimaba. Los árboles secos crujían con el viento fuerte y la tierra tan negra como el carbón manchaba mis pies desnudos.

La naturaleza en este sitio parecía morir lentamente. Al girar sobre mis pies, descubrí una vista sorprendente que me descolocó por unos instantes. El castillo de monstruos se elevaba con magnificencia de una manera tétrica, hermosa y oscura a lo lejos. ¿Cómo había llegado hasta aquí?

Mi cabello revoloteó a causa de la brisa fuerte que sopló en mi dirección. Mi vestido blanco danzó al aire al compás de una canción silenciosa de la naturaleza moribunda. Junto al siseo del viento, otro ruido captó mi atención; como si algo se arrastrara por el suelo y se acercara con sigilo, lento y peligroso. Miré el suelo bajo mis pies, me volví hacia mi entorno, descubriéndome a mí misma en una soledad. No había nadie. No existía vida alguna en este sitio.

O eso fue mi pensamiento absurdo, realmente inútil.

Pero el siseo sigiloso de algo volvía a percibirse. Volví a analizar a mi alrededor, esta vez, con más atención, sin perder ningún detalle. A una distancia prudencial, alcancé a ver un objeto en movimiento. Como una serpiente negra se abría paso en la tierra oscura, mirándome; se movía en zigzag muy despacio hasta que, finalmente, tomándome desprevenida, cobró más velocidad y se dividió en dos ante mis ojos.

No tuve oportunidad de reaccionar. Tan solo sentí cómo un objeto filoso se incrustaba en mi corazón y abdomen. Sangre escapó de mis comisuras labiales y no sentí dolor, solo percibí el leve ruido de algo desgarrarse.

Permanecía flotando al aire, colgada y sostenida sobre ese objeto filoso, arqueada en un ángulo elegante; con la gracia de alguien que pudo prever el acontecimiento y decidía elegir su postura, con la expectativa de quien esperaba la muerte a brazos abiertos, como si esta no fuera la primera vez...

Antes de cerrar los ojos, vi la entrada de una cueva al pie de la montaña rocosa. Solté un suspiro...

... mi último suspiro.




Sobre la cama de una habitación a oscuras, sobresaltada, me desperté con un dolor pulsátil en la cabeza. Lo primero que hice fue tocar mi pecho para corroborar la integridad de mi cuerpo y que nada fuese... real. Mi respiración era esporádica, mis latidos frenéticos. La sensación de morir era tan real que temí por unos instantes por mi vida. El miedo no desaparecía.

Tenía miedo.

Alcé una de las manos a la cama y sentí algo húmedo en frente. Estaba empapada de sudor. Tragué saliva. Sentía los ojos hinchados y apenas podían permanecer abiertos. No deseaba volver a dormir, mas la necesidad de mantenerlos cerrados era inmensa. Solo pude dejarme llevar por lo que mi cuerpo demandaba e intenté, en vano, calmar mi acelerado corazón.

Volví a quedar dormida.




Parecía un día triste. El cielo se teñía de un gris fantasmal y las nubes espesas parecían arremolinarse en un sitio en particular, sobre una enorme montaña rocosa, donde la vegetación escatimaba. Los árboles secos crujían con el viento fuerte y la tierra tan negra como el carbón manchaba mis pies desnudos.

Princesa de un castillo de monstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora