𝐄𝐫𝐞𝐬 𝐌𝐢𝐨 [윤민] 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞

Parte 14.

"Capítulo 14: Angustia y pasado."

Luego de removerse muchas veces en intentos fallidos de salir corriendo, el cuerpo de Jimin se afligió y un fuerte sollozo abandonó su garganta, rompiendo en llanto justo en los brazos de su alfa. Moría de miedo, no podía borrar la imagen de Yoongi hincando sus blancos y puntiagudos colmillos del cuerpo de ese alfa, su mente no desechaba esa escena haciéndole temer.

Sin embargo, al estar en los brazos de su pareja su omega supo que era su lugar, le hizo entender que estaba protegido, que el actuar de su alfa fue su instinto de cuidarlos y mantenerlos a salvo.

Yoongi lo apresó entre sus brazos junto al pequeño Jihyun, su alfa emitía ansiedad e inquietud, la ira lo había cegado, su familia estaba en riesgo, la impotencia se había adueñado de su cuerpo pero todo había sido por su bienestar.

El omega sollozaba fuerte aferrado a él, mientas que el pequeño estaba escondido en su cuello donde su aroma era más intenso, buscando tranquilidad.

─── Tranquilo cariño, no te haré daño amor. Respira.

El alfa acariciaba sus cabellos con lentitud y parsimonia, necesitaba que su omega estuviera bien, su lobo sentía tensión a través del lazo, pero no se detuvo. Poco a poco el cuerpo de Jimin fue calmando en sus brazos, ahora permitiendo que el alfa lo abrazara por completo y dejara unas cuantas caricias en su vientre.

Luego de unos momentos, el ambiente estaba más liviano, Yoongi haciendo un poco de fuerza, logró acostarse con su omega y su cachorro en la cama, sin dejar de arrullar a sus personas favoritas. Todo pasó en segundos, de repente sintió como sus respiraciones se ablandaban, dejándose caer en sueños. El alfa de Yoongi estaba decaído, no había podido evitar rasguñar en sus adentros al verlas lágrimas y el temor en los ojos de su omega, pero por más que hubiese querido, jamás habría permitido que les hicieran daño

─── ¡Maldita sea!

Hoseok tiró todos los papeles que tenía sobre la mesa.

Se había puesto rojo de la rabia cuando sus hombres entraron a su oficina con el cuerpo del hombre que estaba al mando, todo ensangrentado y con una gran mordida en su cuello.

Se preguntaba por qué últimamente todos sus planes se estaban yendo a la mierda, en momentos sentía que había cometido un grave error pedirle a Agust que trabajara con él, pudiendo pedirle el dinero y ya.

¡Carajo!

─── ¿Qué siguen haciendo aquí? Fuera, largo, no quiero verlos.

Si bien esta vez no les gritó, pero la mirada que les dio, les hizo entender que debían obedecerlo si no querían morir en ese momento.

Un poco después de que lo dejaron a solas, muy enfurecido, la puerta se abrió nuevamente sin poder ver quien era, ya que estaba de espaldas.