Juego de seducción -Shigaraki Tomura-

4. Es lindo cuando sonríe

—¿Qué quieres de mí? Malditas mujeres, sois el cáncer de esta sociedad—

Disaster miró al padre de la niña con frialdad, ni siquiera estaba viendo a una persona, solo eea un desecho, algo que merece ser asesinado. Con su quirk inmovilizó al hombre, que chilló y pataleó, pero inútilmente.

—¿Por qué mataste a tu esposa?—preguntó

Era lo único que le interesaba, saber el motivo por el que acabó con la vida de su mujer. Con ayuda de sus empleados no le costó mucho descubrir todo lo que había hecho, pero no sabía el motivo. Él la asesinó a golpes y la descuartizó, con ayuda de su mejor amigo tiraron el cadáver a un pozo cercano a la casa, todo esto documentado por mensajes de texto, así fue como ella lo descubrió. Su amigo murió el año pasado de cáncer, Disaster pensaba que era una lástima, porque le habría encantado matarlo personalmente, pero se conformaría con uno de los dos.

—Era una zorra, se lo merecía—escupió el hombre

Disaster apretó los dientes, molesta. Odiaba a los hombres así tan visceralmente que sentía que podría vomitar, pero no iba a permitir que le afectase. Ella se encargaría de todo.

—Dime el motivo, ahora—

—¿O qué? ¿Vas a ponerte a llorar hasta que cambie de idea?—se burla el hombre

Decidió que iba a contar hasta tres, pero cuando iba por el uno y medio se cansó y pateó al hombre en el estómago. Se agachó para quedar más cerca de él y lo miró a los ojos.

—Q-quería dejarme, la muy cerda, yo no iba a permitirlo. Si no era mía no sería de nadie—

Disaster se crispó, todavía más molesta. Ese motivo era increíblemente asqueroso. Digno de un cerdo como él.

—Vas a escribir una carta de suicidio. Di que eres un desgraciado y que no soportas vivir más en este mundo de mierda, sobre todo porque hace tiempo que asesinaste a tu mujer y nadie se enteró, dí que este sistema no funciona y que la policía es inútil—

—¿Por qué iba a hacerlo?—

—Porque no tienes elección—

El hombre empezó a retorcerse de dolor, Disaster cogió la hoja que había dejado sobre la mesa y un bolígrafo, todo con las manos enguantadas para no dejar huellas. Dejó de torturarlo para que escribiese la carta, cosa que hizo sin rechistar. Ahora sí tenía miedo de ella.

Cuando escribió todo lo que ella le pidió, Disaster le dio un cuchillo que tomó de la cocina. El hombre lo agarró con confusión, que se transformó en terror cuando vio la oscura sonrisa de ella.

—Vas a sentarte en el sillón y luego vas a apuñalarte hasta que tu brazo deje de funcionar—ordenó ella

El hombre quiso negarse, pero sentía como si el control de su cuerpo le hubiese sido arrebatado. Y así era, ella lo controlaba ahora. Se quedó a observar cómo el hombre se apuñalaba doce veces antes de quedarse quieto. La sangre salpicaba todo el salón y se sentía el eco de los gritos anteriores, Disaster estaba encantada. Todo había salido bien.

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—¿Disaster?—

Parpadeo, confusa. Me cuesta un momento ubicarme, pero me encuentro en la barra de la guarida, me he quedado dormida sentada. Estiro todo mi cuerpo para desperezarme, ante la atenta mirada de Shigaraki, que ha sido el que me ha despertado.

—¿Necesitas algo de mí, hermoso?—pregunto con un tono juguetón

Shigaraki frunce el ceño y empieza a rascarse el cuello con fuerza. Resoplo y aparto su mano, debería quitarse la manía de hacer eso, no puede estar lastimándose todo el tiempo. Me mira con indecisión, pero también parece molesto y... avergonzado.