PERFUME DE GARDENIA

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URSS nunca consideró a su primogénito como una alguien normal, él mismo sabía que algo malo pasaba dentro de la cabeza de Rusia, sin embargo, debido a la época en la que yacían encontrar un diagnóstico certero parecía ser un sueño utópico nada más , la unión soviética había notado como su niño constantemente se aislaba de sus hermanos y como en incontables veces había dañado con intensión a Ucrania, a Bielorrusia o a Kazajistán con la excusa de que estaban invadiendo su espacio personal, en ocasiones solía prenderle fuego a sus juguetes, nunca lo vio interesado en nadie y parecía no tener empatía por nada a excepción de Fenrir su lobo, además de aquello su olfato era deficiente por así decirlo, pues, olores que para muchos resultaban exquisitos para él eran repugnantes. URSS aún recuerda el día en que su pequeña Bielorrusia con la intensión más dulce de hacer a su hermano feliz cortó un par de florecillas silvestres de delicioso aroma y corrió a entregárselas, este al instante las apartó con una evidente mueca de desagrado "но какой неприятный аромат (pero que desagradable aroma)" bramó bastante enojado y se marchó de allí dejando a la niña llorando por su actitud tan cruel.

El soviético había intentado de todo para forjar un lazo verdaderamente fraternal con su hijo, sin embargo, hiciera lo que hiciera todo esfuerzo era en vano, pues Rusia no cedía ante nada. Fue un 25 de diciembre cuando su padre falleció, sus hermanos habían quedado destrozados y le habían atacado con palabras verdaderamente hirientes por su actitud tan apática ante la perdida, no era necesario mencionar que los insultos de sus allegados no le lastimaron en lo absoluto, al contario, simplemente incrementaron sus ganas de alejarse por completo de ellos y de las personas en general... en verdad añoraba su tan preciada soledad.

No pasó mucho cuando sus deseos fueron puestos en marcha, tras la muerte de su padre sus hermanos se hicieron independientes y el ruso por fin se mudó a un lugar aislado, donde en cuestión de poco tiempo construyó una cabaña en el medio del bosque, en el cual se alzaban árboles gigantescos y nudosos al igual que millares de altos abedules, y donde el único sonido a percibir era el de los animales moradores del lugar. Su época favorita era el invierno, cuando la tierra se cubría con un encantador manto de blanca y helada nieve y las fuertes ventiscas atacaban el lugar él solía prender la lumbre en la chimenea y sentarse a un lado de esta sin hacer nada más que permanecer sentado repasando cada uno de sus pensamientos al lado de Fenrir, en verdad le encantaba esa estación, pero no todo era disfrute y regocijo, mucho menos cuando la primavera daba inicio y millares de gardenias florecían en los alrededores, su delicioso aroma no hacía más que asquear al eslavo quien como cada año con repudio y enojo las cortaba todas y las lanzaba al borde de un rio cercano a su hogar.

Un día como cualquiera un muchacho tricolor que venía de visita a tierras rusas, a pesar de ser ajeno y no contar con conocimiento sobre aquel lugar se introdujó curioso al bosque en busca de experiencias nuevas, caminaba entre los gigantescos árboles y de vez en cuando pasaba sus manos sobre las cortezas mientras observaba con detenimiento cada fragmento, amaba la naturaleza y cada detalle que esta le brindaba, caminó hasta llegar a un lugar acogedor donde decidido se recostó al lado de uno de los miles de abedules que yacían en el lugar cuando de repente percibió un aroma tan hipnotizante, caminó con sigilo entre los árboles y procuró no ser visto al pasar por la cabaña, aquella que creía que era producto de la imaginación de los rusos ¿en verdad existía?... Ahora comprobaba que sí y las leyendas que contaban sobre esta, en especial sobre el dueño le aterraban, caminó un poco más y miró como hermosas flores arrancadas y maltratas se movían sobre el agua, sin pensarlo se abrió paso ente los arbustos y antes de sumergirse a "rescatar" a las gardenias, se deshizo de algunas prendas quedándose simplemente en ropa interior, acto seguido metió rápidamente la punta del pie sacándolo inmediatamente mientras se sobaba los brazos, vaya que estaba helada, pero eso no le detuvo, México nunca se raja, claro que no, en un movimiento rápido se sumergió en las gélidas aguas del río y se dispuso a juntar todas aquellas florecillas para llevárselas al lugar donde se hospedaba.

RUSMEX (ONE - SHOTS)Where stories live. Discover now