Historias Cortas De Hansy

LA VERDAD.

¡ENORME!, así podría describir el tamaño de mi vientre, en menos de un par de semanas había crecido el doble que lo que pudo haber crecido en los otros meses que ya habían pasado. Ya no había una posición en la cual pudiera acomodarme para poder dormir por las noches, me cansaba apenas daba un par de pasos, y la espalda me dolía infiernos. Subir las escaleras para poder llegar a mi habitación era como caminar kilómetros.

Las copias se burlaban constantemente de mi, al verme batallar hasta para levantarme de la silla o bien querer quitarme los zapatos, ¡era simplemente imposible!, y muy incómodo, pero para ellos parecía lo más divertido del mundo «idiotas». Los señores Weasley me sonreían con ternura cuando me veían caminar como un pingüino, eran amables, Molly ya le había tejido demasiada ropa a mi pequeño, lo cual me hizo llorar toda la noche, la novia de Bill también me había dado algunos regalos, al igual que Bill. Los que no se casaban de traerle cosas a mi pequeño eran las copias, ellos aseguraban que solo lo hacían porque se lo debían a Harry, no entendía porque, pero ellos decían que él los había ayudado en todo.

Muy en el fondo tanto ellos como yo, sabíamos que se estaban encariñado de mi bebé y mucho. Solo que eran unos orgullosos y testarudos, que no admitirian jamás sentir aprecio por él hijo de una serpiente. La verdad era que también estaba surgiendo un cariño entre ese par de copias y yo, ese cariño que solo entre hermanos se da, me molestaban mucho, me hacían bromas, se burlaban de mi, pero también se aseguraban que no hiciera movimientos de más, que comiera bien, aunque se burlaran de que no podía levantarme sola de una silla, ellos siempre me ayudaban a pararme. Así como también me observaban mientras subía o bajaba las escaleras.

Mi hermano era verdaderamente feliz, por fin estaba disfrutado ser niño, jugaba apenas amanecia, también le ayudaba a Molly a hacer algunos deberes como desgomnizar el jardín, cosa que le encantaba hacer, se moría de risa una vez que le perdió el miedo a hacerlo. También acompañaba al señor Weasley a su cuarto de cacharros muggles, mi enano se maravillaba con cada cosa que le enseñaba Arthur. Yo solo sonreía y sentía como algo cálido se instalaba en mi corazón.

Por otro lado las copias se estaban asegurando de crear a un próximo bromista, le traían artículos de su tienda, le enseñaban a usarlos, le ayudaban a hacer travesuras, y yo sentía una vergüenza intensa cuando mi hermano hacía algún desastre en casa. Yo no paraba de disculparme con Molly y regañar a Danni, y Fred y George no paraban de reírse, mientras su madre trataba de darles una mala mirada, intentando no reírse junto con ellos.

Ya tenía ocho meses y medio, pronto conocería a mi bebé y eso me emocionaba mucho. La Madriguera era un muy buen lugar para tener a mi bebé, lástima que eso no podría ser así. La sanadora que me había venido a checar hace unos días me aseguró que a principios de julio tendría a mi bebé, lo cual significaba que para esas fechas yo estaría en la casa de la tía de la familia, me daba un poco de miedo tener a mi bebé ahí, pues solo estaría acompañada por Fleur y Dani. Molly me aseguro que ella se encargaría de estar conmigo cuando fuera hora de mi parto, que se buscaría cualquier excusa para salir de su casa, pero algo me decía que eso no se iba a poder.

-Pan, dice Molly que bajes a comer- mi hermano entro a   la habitación, tenia sus mejillas de un rojo intenso, pequeñas gotas de sudor recorrían ambos lados de su cara, y una enorme mancha de chocolate cubría sus labios.

-Danni que te he dicho acerca de comer golosinas antes de la hora de la comida- el abrió mucho sus ojos por la sorpresa y se cubrió rápido la boca, yo intente no reírme, debería estar enojada.

-Yo, es que, Fred me trajo un chocolate enorme de Honeydukes, y son deliciosos, prometo comer toda la comida pero no te enojes, por fi- termino alargando la "I", yo sonreí sin poder evitarlo, «ya verá esa copia» pensé mientras suspiraba.