capítulo 6

55 5 2
                                    

Al día siguiente me desperté al sentir como el olor de unos hot cakes entraba por mis fosas nasales, me levanté. Ariel estaba con el desayuno.

—Ven —me llamó para que me acercará

—Buenos días —saludé

—Quería, quiero disculparme por lo de ayer, de verdad no quería hacerlo, sé que un desayuno no va a arreglar nada y que arruine lo bien que la estábamos pasando, pero es que de verdad no me sentía nada bien, pensé que jamás me volverían a hablar sobre la bipolaridad y ahora, no es nada fácil vivir con esto, por favor, perdóname — hablo con sus ojos mirando hacia el suelo.

—Amor — lo tomé de la barbilla e hice que me mirara a los ojos — se que no es nada fácil, pero tienes que hacer un esfuerzo, por tu bien. Me miró y solo asintió.

Desayunamos tranquilamente, terminamos y me ayudo a lavar los platos.

—¿Te parece si un rato más salimos a dar un paseo?— me preguntó cuando ya habíamos terminado.
Me tomé un momento para pensarlo y, ¿si volvía a pasar lo de ayer? No quería más peleas, él parecio notar que lo había pensado y habló.

—No haré nada que pueda arruinarlo, la vamos a pasar bien, te lo prometo
—Bien, nos cambiamos y ¿nos vamos?
—Dale— se inclinó y me besó en la frente.

30 minutos después estábamos saliendo del hotel
Decidimos ir a la estatua de la libertad y de ahí a algún centro comercial.

—¿Quieres que subamos?

—Pero no tenemos boletos

—Si, si los tenemos— habló sacando dos boletos de la bolsita de su abrigo.

—¿Que?, ¿cuando los compraste?

—Antes de que llegáramos los compré, cuando estábamos planeando, por que sabía perfectamente que querrías subir.

Caminamos hasta llegar al lugar y nos empezaron a pasar, nunca había venido y siempre quise subir para ver toda la ciudad desde arriba.
No se cuanto duramos en subir, el tiempo se me paso rapidísimo de lo entusiasmada que estaba, cuando menos lo pensé ya estábamos en la corona, la vista era increíble, si así se veía de día, lo lindo que se vería de noche, era hermoso. Tome algunas fotos para tenerlas de recuerdo y después, bajamos. Caminamos hasta el centro comercial y le pedí a Ariel que entraramos a la librería

—Entra tu, yo iré a ver las demás tiendas y a comprar algunas cosas, en un rato te veo— me besó en la frente.

Empecé a caminar mirando por el vitral las cosas de las tiendas por las que iba pasando hasta llegar a la librería. Era enorme, podría pasarme horas aquí y no aburrirme nunca. Nisiquiera sabia por donde empezar a buscar.

Después de pasarme como 30 minutos buscando encontré uno que me llamó la atención.

—Ese muy bueno— hablo una voz desconocida, voltee, un chico alto, de ojos color miel y tez morena clara estaba parado a mi lado.

—¿Perdón?

—Sonrió— Que ese libro es muy bueno— habló señalando el libro que tenía entre mis manos, ¿ya lo has leído?

—Ah, no, apenas lo vi y me llamo la atención, ¿tú, ya lo has leído?

—Si, por eso te digo que es bueno, soy Alejandro— me extendió la mano para saludarme.

Iba a contestarle pero Ariel llegó abrazandome por detrás.

—Amor, ¿ya nos vamos?
—Ah, si, ya nos vamos, adios— le dije a Alejandro.

Dejo el libro y Ariel me sacó a la fuerza del centro
—¿Quién era ese tipo?— hablo desesperado.

—¿Quién?

—Ay, por favor, Irina, no te hagas la tonta, ¿quién era ese tipo con el que estabas hablando en la libreria?

—No lo sé, acababa de conocerlo.

—Entonces, ¿por que estabas hablando con el?

—Por que me recomendó un libro, ¿sabes que? si vas a empezar con tus malditos celos es mejor que nos vayamos de aquí, no quiero que la gente nos vea— contesté caminando lo más rápido que pude.

Ariel me tomó del brazo y me hizo voltear

—Y, a mi ¿que me importa la puta gente?

Me estaba apretando demasiado, me estaba lastimando.

—Sueltame— le hablé entredientes, safandome de su agarre.

Comencé a caminar acelerando el paso hasta llegar a un parque, miré atrás, no me siguió, me senté en una banca y empecé a llorar, había dicho que no lo arruinaría y yo también estaba poniendo de mi parte, no entendía sus celos, sabía que en sus relaciones anteriores lo habían engañado, pero yo nunca, le daba motivos para que desconfiara de mi, jamás le sería infiel, me parece algo repugnante, ¿por que buscar otra persona, cuando ya estás con una?

Volví al hotel y como me imaginé, él no estaba ahí, seguro está en algún bar de la ciudad, emborrachandose. Empecé a guardar las cosas que había sacado de la maleta, no me quedaría un día más aquí con el, regresaría a Mexicali.

No más ✔ [sin editar]Where stories live. Discover now