capítulo 15

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Advertencia: escena fuerte

Llego la noche y no sabía si regresar con Ariel o quedarme aquí, no quería darle problemas a Nat, vivía con su novio, Joel y aunque también somos amigos no me sentiría cómoda haciendo mal tercio. Decido por irme al departamento, ella se niega pero al final la convenzo y me pide que le hable por cualquier cosa, me pide un taxi y salgo a abordarlo.

Me deja en la entrada del edificio y busco las llave del depa en la bolsa. Al llegar y girar la perilla noto que esta sin llave entró hay dos botellas de vino tiradas, huele horrible a alcohol, recorro todo el departamento buscando rastro de Ariel, pero no esta. Tomo un baño, me pongo la ropa interior, una bata y me acuesto.

Me quedo dormida al cabo de unos minutos, entre sueños siento como deslizan los cordones de la bata, me obligo a creer que es un sueño, pero no lo es cuando siento unos dedos acariciando mis pechos, abro los ojos asustada, la oscuridad de la noche no me deja ver bien pero reconozco los ojos de Ariel frente a mi

—Ariel, ¿qué?..— titubeo. No me deja terminar y me besa pero no le respondo, quiero moverme pero no puedo. Su aliento choca en mi cara lleno de alcohol y algo más que no puedo deducir bien que es.

—Hace mucho no hacemos el amor, hoy te voy hacer mía una vez más — susurra en el hueco entre mi cuello y mi hombro

—Ariel, no quiero, yo...

—Shh— vuelve a besarme y vuelvo a quedarme quieta. No quiero hacerlo, no así sabiendo como hemos estado en las últimas semanas. Se endereza sacándose la camisa y aprovecho a sentarme. Poso mis manos en su pecho y trato de alejarlo pero me gana en tamaño y fuerza que vuelve a acostarme en el colchón, toma mis manos y las pone por encima de mi cabeza sosteniendolas con su mano libre, mientras con la otra va bajando por mi abdomen.

—Ariel, no quiero, por favor, sueltame — hable con un hilo de voz

—Eres mi esposa, tienes que complacerme— dice lamiendo mi cuello.

Su mano llega a mi entre pierna y me acaricia por encima de la tela de las bagras, trato de cerrarlas para evitar que me toque, pero las abre con sus rodillas. Las lágrimas empiezan a salir, no quiero, en otra situación, me sentiría diferente, pero ahora lo único que siento es miedo y ganas de llorar. Miro sus ojos fijamente apesar de que no hay tanta luz, con la que se filtra desde la ventana puedo ver que sus ojos están rojos y por el olor del alcohol puedo saber que no esta en sus cinco sentidos, jamás me haría esto estando sobrio, siempre me ha respetado. Aparta la tela y siento sus dedos frios. Cierro los ojos, dejando que las lágrimas se deslicen por mis mejillas, me retuerzo debajo de el, pero sigue en lo suyo inmerso en lo que está haciendo.

Se levanta para quitarse el pantalón y me levanto lo más rápido que puedo yendo hacia la puerta pero es rápido y me estampa contra ella quedando el detrás de mi.
Me volteó lentamente y lo tomo del cuello acercandolo a mí, lo besó y en medio del beso, le doy una patada en la entrepierna, pierde el equilibrio,murmura algonque no entiendo y se inclina.

No me detengo a mirarlo, me cierro la bata y salgo corriendo, cuando estoy lo más alejada posible del departamento me detengo a asimilar lo que acaba de pasar, iba a violarme, mi esposo iba a hacerlo. Me paso las manos por la cara llorando, jamás se me pasó por la cabeza que algo así pasaría.
No sé que hora es, pero sigo caminando hasta que al cruzar la calle alguien toca el claxon, volteo, solo veo luces pero no logro distinguir nada, todo me da vueltas hasta que no veo nada más que negro.

Me despierto abriendo los ojos lentamente, reparo la habitación pero no logro saber donde estoy, abren la puerta y entra ¿Alejandro?. Miro mi ropa y noto que ya no traigo la bata sucia de ayer si no una sudadera enorme que me queda como vestido. Trae una taza en la mano que deja en la mesita de noche al sentarse en la cama, ¿Que hago con él?.

—¿Estas bien? — me pregunta y noto el tono de preocupación en su voz.

—Si, ¿Qué me pasó? ¿Que hago aquí?

—Anoche casi te atropellan, te desmayarse en plena carretera.

Recuerdo lo que pasó ayer y de la nada los ojos se me llenan de lágrimas. Alejandro no dice nada, solo se acerca y me abraza mientras me acaricia el cabello.

—Tranquila — me susurra. ¿Quieres que llame a alguien para que te sientas más segura? — me pregunta y asiento dictandole el número de Natalia.

Varios minutos después llega Natalia y nos deja solas, me lanzó a sus brazos soltandome a llorar.

—Hey, hey, ¿qué pasó?

—Intentó, intentó... tocarme.

—¿Que hizo que mierda?, ¿Por qué?. Debiste quedarte conmigo, carajo, si no te hubiese dejado ir, no te hubiera pasado eso, Dios, lo siento, nena.

—Nat, no, no es tu culpa y  no quiero hablar de eso ahora.

—Tienes que denunciarlo, vamos, yo te sconpaño— me toma del brazo llevándome hacia la puerta

—No no, no estaba en sus cinco sentidos,— le dijo safadome

—Irina, no trates de justificarlo, lo que hizo esta mal, así sea tu esposo si tu dices no, es no, no puede, ni tiene por que obligarte a nada.

No más ✔ [sin editar]Where stories live. Discover now