capítulo 18

18 2 3
                                    

Después de eso no lo volví a ver más, mi mamá lo denunció y le dieron 4 años de cárcel, que ahora que puedo comprender mejor, me parece que fue poco, gracias a él, mi mamá estaba llena de inseguridad, daños físicos, psicológicos y más. Semanas antes de casarme, llamaron a mi mamá del reclusorio para decirle que mi Papá había fallecido, ya que tenía cirrosis. No me dolió como esperaba, por una parte sentí nostalgia por todos los momentos bonitos que pasamos los 3, como me cuidaba y me protegía, pero por otra parte sentí alivio, ni mi mamá, ni yo sufririamos más.

Pienso una vez más en si denunciar a Ariel estaría bien, no quiero repetir la misma historia de mi madre.

Alejandro medio abre la puerta y se asoma.

—Bueno días, ¿cómo amaneciste? — habla acercándose y pasando sus ojos por mi rostro como si fuese a encontrar algo.

—Bien— suspiro— y, ¿tú?.

—Acostado— dice soltando una risa y se la devuelvo. Natalia te está esperando abajo.

—Ah, gracias , ahora bajo. Me levanto y me meto a bañar, llevo 2 días aquí y me he vestido con la ropa que trajo Nat.

Bajo y ambos estan sentados en el sillón, me acerco y Alejandro nos deja para que podamos hablar.

—Iri, tu mamá me marcó anoche preocupada por que no le contestabas el celular y le dije que estabas ahí conmigo dormida— me informa con una mirada de preocupación.

Es verdad, mi mamá, con todo esto me olvidé de avisarle, debua estar con el alma en un hilo.

—Ariel le habló pidiéndole que hablara contigo para que vuelvas a la casa, ¿de verdad vas a volver?

Suspiro profundo y contesto.

—Iré para hablar con el, pero antes creo que haré la denuncia.

—Bien, te acompaño, pero creo que no deberías volver, el podría volver a... . Le doy una mirada de advertencia, ella sabe cuando quiero seguir hablando y cuando no.

Alejandro insistió en venir también, pero lo convencimos de que estaríamos bien y regresaríamos pronto.

Llegamos al ministerio público y le pido a Nat que me espere fuera, quiero armarme de valor y hacerlo yo sola, me acerco al policía que se encuentra tras una computadora, camino lento y apuño las manos a los costados de mi cadera, estoy muy nerviosa.

—Buenos días, quisiera...

—¿En que puedo ayudarla?— dice sin quitar la mirada de la computadora.

—Quiero hacer una denuncia, por violencia sexual.

—¿Nombre suyo y del agresor?—Pregunta

— Irina Flores Gutiérrez y el agresor Ariel García Torres

—¡Tiene alguna característica para ayudar a encontrarlo?

—S-si— balbuceo. Es mi esposo, es alto, tez blanca, cabello castaño...

—Disculpe, ¿dijo esposo? — dice levantando por primera vez su vista de la computadora. Asenti

—Señora son esposos, ¿por que querría denunciarlo?, el sexo es normal en los matrimonios.

Lo miro incrédula y le respondo. —Por que no quería hacerlo. No sabía mucho de leyes, pero tenía claro que aún estando en matrimonio podía denunciarse. El tipo solo se río y negó con la cabeza.

—Mire, tenemos muchos más casos importantes, así que por favor vuelva otro día. 《Pero, ¿qué?, ¿de verdad me estaba diciendo eso?》

—¿No me va a tomar la denuncia?

—Lo siento, pero me parece ilógico, ¿tiene pruebas?

—¿Sabe que?, Váyase a la mierda.

No solía insultar a las personas pero, no puedo creer que en la policía exista gente así, se supone que son la autoridad, que están para ayudarnos, protegernos, si no nos protege la policía, entonces, ¿quien lo hará?. Me da tanta bronca y a la vez tanta tristeza pensar que hay más personas con problemas que por culpa de gente como esta, no se les haga justicia. Salgo y le digo a Natalia que ya esta todo hecho, si le digo la verdad es capaz de entrar y hacer un escándalo dentro.

Le pido que me deje en la entrada de mi departamento, necesito hablar con Ariel. Subo hacia mi piso y como no traigo llaves tocó dos veces a la puerta. Un ojeroso y desarreglado Ariel me resive. Mira cualquier lado menos mi rostro, doy un paso hacia dentro y me siento en el sillón.

—Irina, yo... ni siquiera sé que decir, ¿donde te has quedado?

—¿Por qué? Si te había dicho que no.

Baja la mirada, da una respiración profunda y se sienta frente a mi.

—Ese día un amigo me ofreció unas pastillas, dijo que me sentiría mejor y que invitaría mis problemas y no dude en tomarlas, sabía perfectamente que era droga, pero no imaginé que mi cuerpo reaccionara así— se acerca más y posa su mano encima de las mías. —Perdóname, no quería hacerte eso, no estaba en mis cinco sentidos y no pensaba con claridad, por favor, sé que no es nada fácil, pero yo te amo, Irina...

—Espera— lo interrumpo y deslizó mis manos alejándolas de las suyas. —Creo que deberíamos darnos un tiempo, no estamos bien y los dos necesitamos reencontrarnos, conocí a una psicóloga, ella podría ayudarte y...

—No, no puedes dejarme, por favor y no estoy loco, maldita sea— dice entredientes, apretando los puños

—Ariel, porfavor— suplico

—Si me dejas, me mato.

No más ✔ [sin editar]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon