capítulo 13

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Abro los ojos y un rayo de luz que entra por la ventana me encandila, me paso las manos por la cara y me obligo a salir de la cama. Ariel sigue dormido, acostado hacia el lado contrario, dandome la espalda.

Entro al baño, me ducho y tomo un pantalón de mezclilla claro y una blusa tinta, me lavo los dientes y salgo. Ariel sigue dormido, no lo despierto y paso a la cocina a preparar algo, le dejo una nota diciendole que salí llevándome el auto, como no esta trabajando, no creo que lo ocupe.

"No le dijiste a donde vas y le estás mintiendo" habla una vocecita en mi mente, no le dije a donde voy, por que se que si se lo digo se va a oponer furioso. Anoche no dormí más de 3 horas, me decidí a volver al trabajo. Me gradué en diseño gráfico y antes de casarme trabajaba en una empresa en el área de diseño y publicidad, subi al coche y manejé hasta llegar a la empresa, habían puesto a alguien para cubrirme, como suplente.

Llego a la oficina de Ernesto, mi jefe y Mary, su secretaria me saluda, señalando que puedo pasar.
Después de hablar me dijo que si podía volver y que la suplente me pondría al tanto de todo. Me recomendó empezar mañana pero decidí quedarme algunas horas para ponerme al corriente.

Cuando salí, subí al coche y revisé el celular antes de arrancar. Tenia 10 llamas perdidas de Ariel y 7 mensajes preguntándome donde estaba y por que no le dije a donde iría, le contesto que estoy yendo y arranco.

Llegando al departamento me encuentro a Ariel tirado en el sillón viendo la tele.

—¿Dónde estabas? —pregunta seco

—Fui a la empresa, regrese al trabajo.

Gira la cabeza rápido y se levanta viniendo hacia mí

—Te dije que no volverías a trabajar, ¿Qué no entiendes?, ¿Por qué eres tan desobediente? Mierda.

Habla tan cerca de mi que puedo oler su aliento, esta borracho, lo mejor es ignorarlo si le sigo se pondrá peor, me safo y camino hacía el cuarto

—Ven aquí, Irina te estoy hablando —me grita

—No eres mi papá para darme órdenes y regañarme como si fuera una niña de 10 años, somos esposos.

—Pudiste haberme dicho para no estar como loco buscándote otra vez.

—Mira como te pones y así querías que te lo dijera — pregunte soltando una risa irónica

De verdad esto se esta saliendo de control, un día estamos bien y tres estamos peleando. Lo dejo solo en el pasillo y entro al cuarto cerrando la puerta.

****

Al día siguiente me levanté temprano para irme a la empresa, ni siquiera lo desperté para despedirme, me esta cansando ser yo la que siempre tenga que buscarle la cara.

Llego a la que era mi antigua oficina y me instalo, abren la puerta y se que es Mary, me diji que hoy llegaba alguien nueva y seria mi asistente

—Señorita, le presento al señor Alejandro Maciel, será su asistente

—Hola — habla el chico

Al reconocer su voz, quito la vista de la laptop y me paro de la silla. Es el chico de la biblioteca

—¿Tu? —sonrío. Lo veo en todos lados

—Un placer trabajar con usted —me ofrece la mano a modo de saludo, la acepto

Mary nos deja solos y pensamos en como acomodar el espacio para que el tenga un escritorio aquí mismo.

—¿Podría invitarte un café al salir?

—Yo... estoy casada y...

—Tranquila, lo sé, y no tengo otras intención, se ve que tu marido es un poco sobreprotector por lo que vi el otro día en el aeropuerto — rie nervioso

—Alejandro, te pediría que te mantengas al margen de mi relación, ¿estamos? — aclaro. Creo que sone algo dura pero prefiero que sea así antes de que termine con la cara golpeada por mi culpa

Se acomoda en la silla, incomodo y asiente.
Al final le dije que dejáramos el café para otro día y comenzamos a trabajar con todo lo que tenía atrasado.
Horas después salgo para ir a comer y veo a Ariel parado fuera de la empresa.

—¿Que haces aquí? — pregunto caminando hacía él

—Supuse que estabas aquí, ya que se te ha dado por hacer lo que se te viene en gana — dice molesto

—Ay, ya vas a empezar — respondo sobando el puente de la nariz

Entro al carro y segundos después entra el de lado del volante.
No dice nada en el camino pero llegamos a un restaurante de comida china, mi favorita.

Nos sentamos y ambos ordenamos lo de siempre: arroz con pollo

—Perdón —cierra los ojos soltando aire por la boca. Ya no se que hacer, por más que trato de dormir no puedo, ne siento desesperado y el que tu salgas sin avisar no ayuda nada, necesito tenerte cerca mío.

—Mira, ahora hay que comer, llegando al departamento hablamos bien, pero hablar, sin gritos, ni nada.

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Si notan cambios en la ubicación en los capítulos pasados fue por lo edité, en mi borrador estaba así, no recuerdo por qué lo cambié jajas, pero ya esta todo arreglado, ¡gracias por leer!

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