capítulo 22

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Irina

A lo lejos escucho el sonido de un celular, no quiero levantarme, pero luego recuerdo a Ariel y saltó de la cama pensando que algo más pasó y mi corazón se acelera cuando miro el número de Elena en la pantalla del celular.

Después de colgar, me meto a la ducha, Elena me había dicho que Ariel ya había despertado y quería verme. Le dije que no podría ir, pero cuando saliera estaría en casa esperándolo.

Aunque dormí por horas aún me siento cansada, siento mis pearpados pesados, me duele el cuello y se pasa a la cabeza, pero también me duele el corazón, se que médicamente se dice que no puede doler, pero siento una presión en el pecho que casi me impide respirar, por eso he decidido ponerle punto final a esto.

Subo al carro y me dirijo a la empresa, quiero trabajar, hacer lo que me gusta y olvidarme un rato de mis problemas, no sé que pretexto haya puesto Nat para que me den tantos días, pero necesito ocuparme en algo. Saludo a Mary y paso directamente a mi oficina, dónde encuentro a Alejandro sentado en mi escritorio, su mirada esta fija en la laptop y aún no nota mi presencia.

—Hola— saludo llamado su atención

—¡Hey, por fin vienes, perdón que este aquí, pero pensé que mientras no estabas podría ocupar— se disculpa levantándose de la silla.

—No no, tranquilo, esta bien— lo interrumpió sentándome en las sillas de enfrente. —Mejor ayúdame a ponerme al corriente con todo, otra vez.

—Bien, no hay mucho que hacer, he estado haciendo todo, así que no hay trabajo pendiente, igual te mando todo así tu lo revisas con más calma, ¿si? — me sonríe y asiento. —Te ves cansada, ¿que pasa?, ¿quieres hablar?

Me levanto yendo hacia los sillones que se encuentran del otro lado de la oficina y el me sigue

—En pocas palabras... Ariel intentó matarse y te juro que me siento tan mal, por que es mi culpa, tal vez si no hubiésemos peleado, si yo hubiese estado ahí, nada hubiese pasado y te juro que yo quiero terminar con esto, pero no se que hacer, no se como acabar con todo esto que me consume—hablo tan rápido que necesito tomar una respiración profunda y me doy cuenta que una que otra lágrima cae  sobre mis mejillas.

Alejandro se acerca un poco más y toma mis manos entre las suyas.

—El hubiera no existe, ¿sabes? creo que todo pasa por alguna razón— al principio fija su mirada en mis ojos, después la desvía hacia la bonita vista que nos da el ventanal. —Tu no tienes la culpa de absolutamente nada, ¿pudiste haber salido de ahí desde el primer momento que notaste algún signo de violencia, el más mínimo? si, pero no es fácil, menos cuando hay manipulación, ninguno se hace bien en esa relación, no soy experto pero a leguas se nota que es una relación tóxica, se han vuelto dependientes, repito; no se mucho, pero el necesita atención psicológica urgente, creo que más que amor, lo que el siente por ti, es obsesión, Irina, no me gusta verte así— dice acariciando mi mejilla. —Ambos deben salir de ahí, sé que es difícil, pero no es imposible, puedes contar conmigo, con Natalia, tu familia, créeme que se puede.

Tardo unos segundos en analizar todo lo que acaba de decir y creo que tiene razón, cierro los ojos con fuerza dejando que las lágrimas salgan por completo y me lanzo a abrazarlo.

—Gracias, gracias por que desde que nos conocimos siempre has estado ahí para mi, agradezco tanto encontrarte en esa biblioteca— le digo al oído y siento como sonríe, mientras soba mi espalda.

Necesitaba tanto ese tipo de abrazos tan reconfortantes, que cuando estas echa pedacitos son capaz de volver a juntarlos

No me suelta hasta que mi respiración se normaliza y dejo de llorar poco a poco.

Se separa y me mira. —¿Quieres algo de comer?

—No, tengo algo que hacer, luego te veo, ¿vale?

—Esta bien, cuídate— me dice con esa sonrisa tan cálida

Nos despedimos y le agradezco una vez más

Subo al carro y busco en mi bolsa la tarjetita que me había dado el doctor en el hospital con el nombre del psiquiatra.

Cuando la encuentro me fijo en la dirección y arranco para allá.

Después de 20 minutos llegó a un consultorio, entro y una chica me resive

—Buenas tardes, ¿tiene cita con el doctor mernes? —me pregunta

—No, ¿él se encuentra?, me lo recomendaron y quería hacerle una pregunta.

—Claro, ahora está con un paciente, si gusta esperar, tome asiento.

Mientras espero a que el doctor salga, me mensajeo con ingrid preguntándole como le va y como está mi mamá.

Minutos después escuchó unas voces y levantando mi mirada me encuentro con un hombre alto y moreno, supongo que es el psiquiatra. Se acerca a la secretaría y después me indica que pasé, ya estando dentro recorro el consultorio; hay un escritorio, a un costado hay un librero y a un lado un sillón grande, las paredes están decoradas con cuadros.

—Hola, soy el doctor Joaquín, ¿cómo está?, ¿en qué puedo ayudarla?— pregunta con una sonrisa que trasmite confianza

—Hola, bien y...

—Bien, ¿cómo?, ¿bien feliz?, ¿bien triste?, ¿enojada?— ne interrumpe

—Creo que en este momento siento muchas emociones, pero a la vez no siento nada

—¿Confundida?— pregunta elevando una ceja y asiento. —Bien, ¿cuál es su nombre?

—Irina, pero no vengo por mi, quiero decir; mi esposo tiene problemas mentales

—¿Que trastorno u enfermedad padece?

—Bipolaridad

—Mire, probablemente ya lo sepa, pero le explico— comienza acomodándose en la silla y apoyando sus codos en la mesa. —El trastorno bipolar es una afección de por vida. El tratamiento sólo está dirigido a controlar los síntomas.

—Y ¿cuál es el tratamiento?

—Se usan una serie de medicamentos para tratar el trastorno, los cuales son: los estabilizadores de ánimo, que necesariamente tiene que tomarlos para que como su nombre lo dice; estabilice su ánimo, por ejemplo; el ácido valproico y la lamotrigina. También están los antipsicóticos y antidepresivos, pero no puedo recetar nada sin antes realizarle un estudio general, tanto físico como psicológico

—No creo que el quiera venir por su propia cuenta, hace días él... él intentó suicidarse —hablo con la mirada fija en el suelo del consultorio

Funce el ceño y habla. —Con más razón debo verlo y la mejor opción sería hospitalizarlo

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¡Un capítulo más! Aquí hablo sobre medicamentos y quería aprovechar el momento para decirles que NUNCA se automediquen, sea cuál sea la situación, no lo hagan, lo mejor es acudir a su doctor :) dicho esto, ¡gracias por leer!

No más ✔ [sin editar]Where stories live. Discover now