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Capítulo veinticuatro.

Lucía;

Entré al patrullero. El corazón se me partiría en cualquier momento. Sentía que apenas podía respirar bien. Todo me dolía. Incluso me costaba pestañear sin derramar unas cuántas lágrimas. Todo esto me dolía en el fondo de mi alma. El hecho de irme. Abandonar el departamento en el que Valentín y yo... habíamos hecho el amor, en el que había sentido más que un simple afecto de él. ¿Fue verdad todo eso?, ¿o sólo lo imaginé?

- Vas a estar mejor con nosotros. - Me dijo uno de los policías. Acomodó el retrovisor mientras yo me acomodaba en el asiento de atrás de la camioneta. El hombre arrancó el motor.

- Llevala hasta el aeropuerto y vigilala hasta que no esté arriba del avión. ¿Estamos? Nos vamos a quedar acá hasta encontrar a ese hijo de puta.

- Entendido comisario. - Respondió el hombre que estaba ubicado en el asiento del acompañante.

Mi corazón se estrujó. "Valen" resonó en mi mente. Dios. Deseaba al menos despedirme de él. El auto empezó a moverse. Moví mi cabeza, con una pequeña esperanza en el corazón de encontrarlo en alguna parte, mirándome desde algún lugar, o quizá, tan sólo, verlo un segundo por última vez. Pero el auto siguió avanzando. Conmigo adentro. Con él afuera. Y no lo veía. No lo volvería a ver nunca más.

**


Mauro marcó el número de Valentín en su celular, éste contestó.

- Ella está en el auto. - Le dijo Mauro. A Valentín se le aceleró el pulso. - Me vas a tener que pagar buen bille cuando termine todo esto.

- Si todo sale bien, te prometo que sí.

Mauro colgó. Dobló la esquina y siguió el patrullero, en el que Lucía se encontraba dentro. Lo siguió sigilosamente, esperando el momento exacto. Fue entonces cuando en un momento en la calle se encontraron ambos autos. El suyo, y el del policía. Mauro sonrió. "Te tengo bebé." Chocó la parte trasera de la camioneta.

**

Mi cuerpo se balanceó. De inmediato miré hacia atrás a ver qué mierda pasaba ahora.

- ¡Mierda! - Gritó el policía, observando por el retrovisor. Paró el auto y bajó. - ¿Pero qué mierda pasa? - Gritó alterado.

Yo sólo miraba desde adentro. En un segundo veo a Mauro bajando del auto que nos había chocado, observo sus manos y veo que tiene un arma. Al policía solo le bastó pestañear para darse cuenta de lo mismo.

- Bajala. - Habló el amigo de Valentín ordenándole.

- ¿Qué? Pero... - El milico tartamudeó.

- ¡Bajala si no querés que te vuele la cabeza! Colta. - Dijo Mauro en un tono burlesco. El policía estaba pálido. Bajé del vehículo al toque. Con una pizca de esperanza. Quería verlo, por última vez... quería sentir sus labios sobre los míos al menos por un instante. El rubio tatuado tomó su celular con la otra mano sin dejar de apuntar al policía, marcó un número y me pasó el celular a mi.

- Te quiere decir algo, Lucía.






💥💥💥


Diosss ya falta un capítulo y se termina. Si quieren que siga, voten y comenten, estoy re feliz con el progreso de la historia y sus comentarios me ponen re contenta 😭 gracias x tomarse el tiempo de leer y conocerme un poquito a través de lo que escribo 💞

Secuestrada.- WosWhere stories live. Discover now