Mimi daba un pequeño salto hacia adelante y se abrazaba a Patricio mientras este caminaba por el sendero con las manos en el bolsillo de la sudadera pero el hombre no le hacía mucho caso y la rubia soltaba su agarre entorno al cuerpo de su novio
Se separaba y bufaba sin dejar de caminar al lado del chico pero moviendo sus brazos para destensar la espalda.
- Joder Patri... tampoco ha sido para tanto...
- Mira Mimi... - no acaba la frase y la rubia sin quererlo volvía a encenderse.
- ¿Qué miro? - le soltaba sin elevar el tono pero visiblemente enfadada.
El hombre bufaba y se paraba en seco en medio del sendero haciendo que Mimi también se parase aunque un poco más delante.
- ¡Es que ya estás otra vez! Es que por cada cosa que hago o digo te enfadas Mimi, es que es agotador... - parecía más cansado que cualquier otra cosa.
- ¡No es que tu me haces enfadar todo el rato!
- Mira llevamos cincuenta y pico días metidos en esa casa juntos y hemos discutido por lo menos la mitad.
- ¿Y es culpa mía? - el hombre abría los ojos resaltando lo obvio - ya claro. Eres tú que nunca me dices lo que piensas y tengo que hacer maravillas para saberlo.
- No, para inventartelo y es que cualquiera te dice nada con lo de la malafollá.
- ¡Qué tendrá que ver! ¿Y desde cuando se supone que no me dices las cosas por miedo? - Mimi se cruzaba de brazos enfadada y Patricio se llevaba las manos a la cabeza moviéndose dandole la espalda - te estoy hablando.
- Ya te escucho gritar, ya - si que había levantado el tono pero ella no lo llamaría gritar precisamente.
- Pues dime, dime qué es lo que no me dices. Es que luego yo tengo que adivinar lo que te pasa y eso también te molesta. ¡Pues habla!
- Mimi es que parece que estas todo el rato buscando algo para saltarme al cuello, que voy contigo como en el buscaminas.
- ¡No me eches a mi toda la culpa!
- No, la culpa es mía por haberme venido a Granada contigo en vez de estar en mi isla tomandome una cerveza en cualquier terraza, que estas inaguantable, que saltas a la mínima y que estoy harto de estar todo el día pendiente de no enfadarte para poder pasar media tarde en paz en esa casa de los cojones - le respondió en tono calmado pero impasible.
- ¡Y tú pasas de todo Joder!¡Es que te da igual lo que digo o lo que hago!
- Mimi que estas imposible, reconocelo al menos.
- ¡No es verdad!
El hombre se volvía a llevar las manos a a cabeza y Mimi apretaba los puños enfadada.
- Mira... sigue tu con el paseo... yo me voy a casa... - se daba media vuelta y antes de que la rubia pudiera decirle que no se marchase ya caminaba de vuelta al chalet de montaña en sus llevaban encerrados casi dos meses.
- ¡Joder! - empezó a caminar enfadada por el sendero con los brazos cruzados en el pecho.
Habría avanzado apenas unos metros cuando ya cansada, enfadada y sobretodo saturada se salió del sendero y se sentó casi al borde de un campo de amapolas importandole muy poco llevar unos pantalones blancos.
Con los brazos apoyados en sus piernas y miraba la luna casi al horizonte de la sierra y pensaba.
- Agarrala por favor! - escuchó una voz de mujer que la sacó de sus pensamientos y cuando se giró para ver que pasaba apenas tuvo tiempo de abrir los brazos para coger una pequeña bolita de pelo marrón que iba hacia ella.
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que lo que un cabritillo ha unido no lo separe el hombre
Fanfictiony yo que sé de que va esto... a mi que me cuentas a estas alturas hay un bebé cabrita adorable, una rubia, una morena y una abuela wArMi RaDiKaL