2. desayuno con biberón

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Mimi asomó la cabeza por la parte trasera de la casa al llegar de su paseo y vió a Patricio hablando por teléfono sentado en el porche. Cuando caminó hacia él el canario en seguida se dió cuenta y la miró.

- Uge, te llamo luego ¿vale?... si, exacto... chao tío, y gracias. Sí, si tienes razón colega.

Mimi se sentó a su lado con la cabeza gacha mientras el hombre terminaba de hablar con su amigo.

- ¿Qué tal está, Uge?

- Bien - respondió escueto mirando a la rubia que tenía la tristeza marcada en la cara - anda, ven aquí.

Patricio abrió los brazos y Mimi se abrazó a su cuerpo pegando la cabeza a él. El canario le acarició la espalda a su chica cuando la tuvo entre sus brazos y la rubia se dejó querer.

- Lo siento... si que... estoy... irritable.

- No pasa nada, Mimi - le dió un beso en la cabeza y la abrazó más fuerte pero Mimi empezó a llorar - ey, que fue una machangada. No te pongas así, anda.

- Es que... uffff - se separó del abrazo y se secó las lágrimas de las mejillas suspirando - si que estoy inaguantable. Si es que ni yo misma me soporto y encima te gritó cada dos por tres y es que te hablo fatal todo el rato y... lo siento Patri de verdad...

- Que no pasa nada Loli - le retira el pelo hacia la oreja y Mimi baja la mirada suspirando y volviéndose a abrazar a él enseguida - ¿Quieres mimitos? - la rubia asintió ronroneando su cabeza contra el pecho de su novio - ¡Ay mi Lola mimosa!

*****

Mimi se paraba al pasar por la casa de la chica morena que conoció la noche anterior, al ver a esa misma chica en el jardín de la casa dando de comer al cabritilllo del día anterior.

- Hola Ana - dijo aún con la respiración acelerada por la carrera que se había pegado.

- Oh, Hola Mimi - levantó la cabeza apenas un segundo porque en seguida la cabra le exigió que le hiciera caso y siguiese dándole el biberón

- ¿Dándo de comer a Lola? - le preguntó acercándose con las manos en la cadera y las mejillas rojas.

- Sí, es el único rato que me hace caso

Mimi se quedó embobada mirando un segundo a la morena. El día anterior le había parecido una mujer muy guapa pero con esa bolita de pelo marrón en los brazos la morena le parecía adorable en aquel momento.

- Eres de la gente por la que hay horario para hacer ejercicio por la mañana - bromeó viendo a la rubia en ropa de deporte.

- Si, bueno soy culpable - la cabrita se terminó el biberón y saltó de los brazos de Ana para acercarse los pocos metros que las separaban hasta la rubia y saltar entre sus piernas - Hola Lola, pero que bonita eres. Hola preciosa.

Se agachó a acariciarla mientras la cabrita no dejaba de saltar y luego corría hacia Ana y se dejaba acariciar por ella también.

- Ah, ya le caes mejor.

- Que va, es porque le acabo de dar de comer - Lola se subía a las piernas de Ana tal como estaba sentada en el suelo y luego se marchaba saltando - ¿ves? ya ni caso.

Mimi se rió encogiendose de hombros.

- Deberías tener un biberón más grande entonces. Si le das de comer todo el rato te querrá todo el rato.

- Infinito ¿no? - se puso de pie acercándose a la rubia - ay yo también debería salir a correr algún día de estos.

- ¿Mañana?

- ¿Qué?

- Que si mañana quieres que quedemos para correr, sino no vas a hacerlo ningún día de estos - se lo propuso con una sonrisa y Ana se quedó un poco sorprendida y se rascó la cabeza pero asintió levemente sin pensarlo mucho más - pues quedamos mañana, ¿a las 7 aquí? - Ana volvió a asentir y Mimi le dedicó una sonrisa empezando a correr en el sitio - bueno yo voy a seguir que me enfrio. Nos vemos mañana.

- Si, si, claro... eh... hasta mañana - Ana se sonrojo un poco al no perder detalle de aquella rubia que corría alejándose por el sendero.

*****

La rubia salía de la ducha envuelta en una toalla y agitandose el pelo con las manos entraba en la habitación que Patricio utilizaba como estudio y le veía trabajando con el ordenador y se acercaba por detrás abrazandole. Apoyando su barbilla en el hombro del canario para ver que hacía.

- ¿Qué haces?

- Pues la instrumental pero no me gusta mucho, no funciona la letra, ni la música ni ná - se echaba hacia atrás en la silla dejando el ordenador y quitándose las gafas se frotaba los ojos.

- A ver, déjame escuchar que tienes - le animaba y después le daba un beso en la mejilla.

- Na, es malísimo Lola. No merece la pena, voy a dejarlo porque no tengo el día - bajaba la pantalla del ordenador y al incorporarse se soltaba de los brazos de Mimi que se incorporaba para apoyar sus manos en el respaldo de la silla.

- Vamos a salir un ratillo fuera y así te despejas, anda - cogía al chico de la chaqueta para que se pusiera de pie aunque lo hacía con pocas ganas - Patri... - se acercaba a él rodeandole el cuello con las manos y se pegaba al hombre, le rozaba la nariz con la suya mientras le sonreía - sólo tienes una mala racha.

- Si pero no se va a acabar hasta que no salgamos de aquí. Y eso por lo menos...

- No te frustres - acercaba sus labios a los de Patricio y le besaba unos segundos aunque apenas haciendo contacto antes de volver a rozar su nariz con la del canario - verás como la siguiente es muy buena.

- Yo no lo tengo nada claro.

- Venga, vamos fuera un rato - le cogía la mano tirando de él hacia el exterior y el hombre iba con pocas ganas tras ella - verás como con el solecito de Graná dándote en la cara no lo ves todo tan negro.

- ¿Eres consciente de que sólo llevas una toalla? - Mimi se rió ya en el jardín y le miró mientras se la quitaba y la ponía en el césped para sentarse sobre ella.

- ¿Te tumbas conmigo al solecito o no?

El hombre se acercó a la rubia y se tumbó a su lado no tardando nada en hacer que Mimi se sentase sobre él entre risas y besos

- Menos mal que no tenemos vecinos - dijo apenas despegando su boca del cuello de la rubia.

- En realidad si tenemos - le dijo con la respiración un poco acelerada mientras el canario le apretaba el culo - hay una chica con una cabrita bebé adorable.

- ¿Qué? - arrugó el entrecejo mirando a Mimi y parándose en seco - ¿Qué dices?

- Que hay una chica que vive con su abuela, un poco más allá del campo de amapolas. La conocí ayer después de que tu te volvierás a casa y se llama Ana y tiene una cabrita que se llama Lola. Pero calla que se llama Lola por mi porque... - el hombre la interrumpe según habla animada con un tono áspero y cabreado.

- ¿Tu que parte de que no puedes interactuar con gente con la que no vives no entiendes? - se lo dice en un tono brusco echandola un poco hacia atras y sobre todo levantandola de su cuerpo y Mimi le miraba con las cejas alzadas y se incorporaba del todo cruzandose de brazos - ¿Cómo puedes ser tan irresponsable?

- ¿En serio está tontería si te enfada? - el canario no respondía y Mimi se levantaba de encima suya de forma brusca - pues genial, de puta madre.

Desnuda como estaba se metía en la  casa dándole un portazo al cerrar que hacía temblar la puerta.

que lo que un cabritillo ha unido no lo separe el hombreWo Geschichten leben. Entdecke jetzt