4. si no nos vemos no discutimos

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Mimi estaba aburrida, estaba escuchando música pero no le estaba haciendo ni caso. No tenía nada que hacer. Ya había hecho ejercicio, había limpiado, había dibujado, había leido un rato... estaba aburrida del silencio y quería hablar con alguien pero Patricio estaba en una sesión de composición online y ocupaba todo el Internet que malamente les llegaba así que hacer una videollamada no era viable.

Así que lo pensó un poco, muy poco, y se puso unas zapatillas para salir a la calle a ver a Ana. Bueno, a dar un paseo pasando por allí.

Iba igualmente con los cascos puestos por el sendero que comunicaba ambas casas e iba saltando. No estaban demasiado lejos pero como ella Y Patricio siempre habían paseado por otros sitios no había visto la casa hasta entonces.

Llegó en apenas diez minutos andando y se alegro al ver de lejos que Ana estaba en el jardín. Le parecía que tomaba el sol y cuando se acercó lo corroboró. Eso y que a la morena no le gustaban las marcas del bikini en el escote. Estaba igual que ella con los cascos puestos y Mimi se mordió el labio un segundo.

Estaban en medio de la nada pero aún así siempre podía pasar alguien por delante ¿no? Ella en ese caso. No quería incomodar a Ana y se paró en seco a unos metros pensando como hacerla notar que se acercaba sin plantarse delante y decir hola obligandola a taparse.

Mientras Mimi carraspeaba y hacia mucho ruido Ana abrió los ojos y la vió pisoteando el suelo con fuerza.

- ¿Qué haces? - se rió cogiendo una toalla más pequeña y poniendosela sobre el pecho cruzandose de brazos.

- Eh... no tengo una explicación creíble - Ana se volvió a reír negando con la cabeza.

- ¿Intentando que me diera cuenta de que estabas ahí antes de que llegases? - Mimi sonrió apretando los dices y poniéndose roja - muy considerado por tu parte pero puedes entrar.

La casa de Ana era más antigua que la suya, más típica de Granada. Tenía una tapia con una enorme puerta de madera pero que Mimi siempre había visto abierta y que dudaba que cerrasen. Una vez la pasabas había un jardín muy grande que según había visto tenía un huerto a uno de los lados de la casa y en el otro, donde estaba la pequeña zona para Lola que era donde Ana tomaba el sol casi desnuda mientras Mimi estaba en el quicio de la puerta removiendo la arena.

- Eh... vale.

Ana se estiró para coger la parte de arriba del bikini y se la puso mientras Mimi se acercaba.

- Perdona, te he jodido el moreno perfecto.

- Bueno pero fijo que me lo paso mejor contigo - le hizo un gesto para que se sentase a su lado mientras le extendió la toalla que antes la había ayudado a cubrirse el pecho.

- ¿Qué tal las agujetas?

- Pues me va doliendo el culo eh, no te creas - le dijo volviendo a tumbarse estirada.

- Claro y se te pasas la tarde tirada al sol aún más... ¿no estudias o trabajas?

- Que insinuación tan fea rubia. Soy profesora de primaria, todos los días le mando deberes y vídeos a mis niños pero... puedo tomar el sol.

- ¿Te viniste cuando cancelaron las clases?

- Si, mi abuela vive sola normalmente pero a mi no me hace gracia de normal, menos así ¿sabes? Lo que tu decías de tu madre, si pasa algo al menos estaba cerca.

- Bueno pero tu abuela es muy joven, si le gusta mi música - se rió al decirlo y Ana también.

- Esta solita en el fandom, no tienes más fans de su edad yo creo pero oye le flipaste en OT.

que lo que un cabritillo ha unido no lo separe el hombreWhere stories live. Discover now