6. se escapó sin querer-queriendo

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Mimi entró en casa todavía dándole vueltas al beso con Ana. Tenía la sensación en los labios y entró casi como una autómata sin darse cuenta de que Patricio estaba allí sentado en el sofá y se levantaba para acercarse y darle un beso.

- ¿Ya volviste? Te eché de menos - Mimi estaba con la cabeza en otro sitio y tuvo que pestañear varias veces para saber dónde estaba realmente.

- Si voy... a ducharme - hizo el amago de marcharse al baño pero el chico la cogió de la cintura y fue a impactar sus labios contra los de la rubia aunque está lo evitó poniendole la mejilla sin hacerlo de forma consciente.

No porque no quisiera borrar la sensación d e los labios de Ana de los suyos, claro.

- ¿Nos duchamos juntos?

- No em... necesito pensar en una cosa de trabajo y luego tengo muchas llamadas que hacer, perdona - le acarició la mejilla y luego con la misma mano le echo el pelo hacia atrás - luego, ¿vale? estoy con la cabeza en eso.

- Como usted mande Lola - Mimi le sonrió de forma forzada antes de meterse en el baño y mirarse al espejo resoplando.

Estuvo empanada bajo la ducha, tanto que tuvo que salir con el cuerpo medio enjabonado casi porque se le acabó el agua caliente y le avisó un chorro helado por la espalda. Se cambió y se puso ropa cómoda para trabajar, para encerrarse en la habitación que usaba como estudio y como sala de baile y durante el resto de la mañana estar currando.

Cuando llegó la hora de comer unos golpes en la puerta la sacaron de lo que estaba haciendo y acto seguido el canario entró llevándole un plato con la comida.

- Pensaba que saldrias de tu encierro para comer - le dijo poniéndole el plato a un lado de la mesa llena de papeles y sentándose en la cama que había a un lado de aquella habitación y que Mimi casi tenía repleta de cosas.

- No se que hora es - confesó mirando la pantalla del ordenador y al ver que era ya por la tarde se mordió el labio dándose cuenta de que si tenía hambre - Joder se me ha ido el santo al cielo.

- Ya lo veo, a ti si te sienta bien la cuarentena - el hombre echó los hombros hacia delante como derrotado.

- Patri... si que estas haciendo cosas guays sólo que no lo estás valorando - hizo a un lado los papeles para poder comer el plato que le había llevado el canario y le miró.

- No quiero hablar de trabajo - miró por la ventana hacia el jardín y Mimi se acercó a él y apartando varias cosas que tenía en aquella cama se sentó a su lado y se apoyó en él. El canario la abrazó pero también se dejó abrazar por la rubia que le rodeaba la cintura - llevamos también una racha horrible nosotros pero te quiero Loli.

Mimi se quedó descolocada al escucharle en ese momento porque sintió que no le hablaba a ella. No sintió que ese te quiero fuese para ella y era extraño porque era la primera vez que lo sentía así. Pero sólo se abrazó a él un poco más para no pensar. No pensar ni ese te quiero sin dueña ni el hecho de que no levantaba la cabeza porque no quería que la besas y se borrarse la sensación de Ana sobre su piel.

*****

- Joder empezó a llover de la nada - dijo Patricio retirando la cortina para mirar por la ventana del salón hacia el exterior - ¿Qué es eso?

Una bolita de pelo marrón corría por su jardín. Dando saltos se movía bajo la lluvia, seguramente buscando donde esconderse.

- ¿Qué es el que? - Mimi se levantó del sofá para acercarse y ver a lo que su chico se refería - ¡Ay, Lola! - gritó antes de salir corriendo al jardín y perseguir al animalillo dando un par de vueltas bajo la lluvia hasta que la cogió y la metió en casa - Ay, estas empapada Lola. Patri traeme toallas, corre. ¡Pero corre!

El canario se había quedado en el sitio y Mimi le apremió sentando a la cabrita sobre sus rodillas en el sofá y sujetandola hasta que le trajo una toalla y se la puso por encima para secarla.

- Pero Lola, ¿Qué haces aquí preciosa? encima toda mojada con la lluvia - le hablaba como quien habla a un bebé y la cara de Patricio era un poema, era la vez que más seguro estaba de que su novia estaba loca - ahora voy a secarte bien las patitas.

- ¿Pero que está pasando?

- Ay no lo sé - respondió mientras seguía sin levantar la vista de la cabrita - pero no iba a dejar a esta preciosidad fuera mojandose. ¿A qué no mi amor?

- ¿Pero de que conoces tu a una cabra?

- Ay porque es la cabra de Ana, bueno de su abuela Amparo - se corrigió y el canario abrió más los ojos sentándose al otro lado del sofá sin entender nada - traele un poquito de leche que seguro que quiere, ¿a qué si Lola? a que quieres un poquito, a que tienes hambre, cariño.

Ya estando más o menos seca Mimi la soltó y la cabra se bajó al suelo y empezó a berrear y saltar de acá para allá.

- ¡Miriam, pero que no podemos tener una cabra en casa! - le dijo dejando un plato con leche en el suelo todavía sin procesar la situación.

- Creo que es la primera vez que me llamas así - dijo la rubia divertida y absorta viendo a la cabrita beber del plato con dificultad - es que Ana le da de comer con un biberón pero nosotros no tenemos nada parecido - se fastidió mirando a todas partes pensando si tendrían algo parecido.

- ¿Pero me puedes explicar quien es Ana y que hace está cabra aquí? - le gritó un poco al ver que a su chica todo le parecía normal.

- Ana es nuestra vecina, su abuela es la dueña de Lola y lo gracioso es que se llama así porque su abuela, que es una crack, es fan mía.

- ¿Y qué hace aquí?

- Se habrá escapado Patri, yo que sé. En cuanto deje de llover la llevo a casa que seguro que se preocupan si no la ven - Lola se cansó de la leche y decidió subirse de un salto a la mesita del salón y el canario se levantó del sillón para azuzarla a que se bajase.

Lola se asustó y se bajó pero también se fue hacia atrás y se escondió detrás de una cesta con madera para la chimenea.

- ¡Patri, que la has asustado! - le riñó levantándose corriendo para ir a coger a la cabrita entre sus brazos y achucharla - no te asustes Lola, no pasa nada preciosa. Patri malo que te ha asustado - dijo mirandole con mala cara y acariciando al animalillo.

- Estas loca - se levantó del sofá suspirando y se marchó a su estudio a hacer lo que tuviese que hacer mientras Mimi se quedó jugando con Lola en el salón sentada en el suelo.

que lo que un cabritillo ha unido no lo separe el hombreWhere stories live. Discover now