3. salir a correr de buena mañana

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Mimi había discutido otra vez con Patricio antes de salir de casa aquella mañana y en eso iba pensando según trotaba por el sendero hacia la casa de Ana. Tenía la mandíbula tensa según corría al igual que toda ella lo estaba.

Cuando vió la casa de la morena no quiso que, tal como parecía ser típico en ella, Ana fuese a ser el receptor de su enfado. Al parecer siempre hacia eso con Patricio pero no quería hacerlo con una chica a la que apenas conocía y que era tan maja con ella.

Llegó corriendo y aunque no esperaba que Ana ya estuviese preparada para echarse a correr, habiendo estirado y todo, si esperaba que al menos estuviese fuera de la casa, pero no era así.

Decidió llamar a la puerta y esperar, resistiendo la tentación al ver a Lola saltando en una piedra en el jardín trasero, en un pequeño espacio acotado. ¿Cómo podía ser tan mona esa bolita de pelo?

- Ay, perdona Mimi. Si es que madrugar se me da fatal y si es para salir a correr ya si que... porque me ha despertado mi abuela - se mordia el labio mirando a la rubia a la vez que cerraba la puerta de la entrada después de salir.

- No te... - le daba un repaso muy poco discreto a la morena al tenerla en frente y tan ligera de ropa, porque Ana llevaba un sujetador deportivo y unos pantalones cortos bastante ceñidos únicamente - No te preocupes.

- Bueno, lo siento - le sonreía coqueta al ser consciente de como Mimi la miraba - ¿Qué hago?

- Ehhh... ¡estirar! tienes... tienes que estirar - parpadeaba unas cuantas veces teniendo la imagen de la sonrisa de Ana enmarcada en su cara, en como el pelo le caía por uno de sus hombros de la coleta que llevaba y como si seguía esa línea pasaba a observar sus pechos recogidos en la tela deportiva.

- Enseñame un poco porque fijo que lo hago mal - Mimi le enseñó como tenía que cogerse uno de los pies y levantarlo hacia atrás, lo hicieron con ambos y luego se acercaron a un pequeño banco que tenían en la entrada de la casa para hacer otro estiramiento - así no me tira de ningún sitio.

- Porque lo estás haciendo mal - se acercó a ella al ver que Ana estaba tirada sobre su pierna apoyada en el banco pero no la tenía recta. Se puso tras ella - a ver pon la espalda recta - bajó una de sus manos a la pierna de Ana colocandola sobre su muslo y pegando su cuerpo por la espalda - y ahora la pierna recta, no la dobles - Ana le hizo caso apenas sin respirar al tenerla tan cerca pegada a su espalda.

- Así - con su otra mano rodeó la cintura de Ana para echarla hacia adelante poco a poco - ahora ya ¿verdad?

- ¡Au! Si, si, si - apretaba los ojos un poco y igualmente un poco menos agradable le resultaba aquel contacto con aquella rubia despampanante - Mimi ya, au, au, au.

- Venga anda, hazlo con la otra - No se separó para dejarla sola y la cogió igualmente de la otra pierna y de nuevo de la cintura - muy bien, Ana. Venga, estamos listas. ¿Empezamos?

- Em, Si... claro, claro - se incorporó quedando muy cerca de Mimi al girarse y viéndola sonreirle.

- Vale, si te cansas me dices y bajamos el ritmo pero intenta no pararte - Ana asintió fingiendo convencimiento y siguió a Mimi cuando está empezó a correr.

Iban considerablemente rápido y apenas un kilómetro después Ana sentía que se caeria en el sitio y que no podía más.

- Mimi - la llamó afogonada parandose con sus manos en la cadera y la rubia que iba un poco más adelantada se dio la vuelta y se acercó a ella corriendo en el sitio.

- Ana no pares que luego te cansas más, venga. Vamos más despacio pero sigue preciosa. Vamos, vamos.

La apremió y la llamó preciosa y por eso Ana cogió todo el aire que pudo en sus pulmones y volvió a correr aunque muy lentamente siguiendola. Mimi aminoró el paso pero aún así seguía yendo muy rápido para Ana que llevaba sin correr desde el Instituto.

que lo que un cabritillo ha unido no lo separe el hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora