20. Jardín de rosas

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Narra Shadow

Al entrar al taller veo al zorro amarillo en su escritorio con unos circuitos en sus manos, manejándolos velozmente con sus pinzas. Le he dado tiempo suficiente para hacer otro rastreador que pueda mantener conmigo mientras busco al Doctor. Giro buscándola con la mirada en todo el taller y tampoco logro detectar su molesta voz cerca. Camino hacia él hasta llegar a su espalda.

-¿Dónde está Rose, zorro?- se sobresalta en su asiento y gira velozmente el rostro. Qué divertido es asustarlo de esa forma.

-¿Amy? Ella no está aquí, debe estar en su casa ¿por qué?- dice con temor y duda en sus ojos. Ignoro su pregunta.

-¿Ya terminaste el rastreador portátil? - inquiero señalando el aparato que está junto a él. Voltea a verlo y lo toma en sus manos.

-Si, este ya está listo y conectado con el comando central. Tiene un buen alcance pero aún no logra detectar ninguna señal, estoy trabajando en ello. Por el momento habrá que esperar a que aparezca.- dice pensativo el zorro. Asiento.

Tomo ágilmente el aparato entre mis manos y me dirijo rápidamente hacia la salida diciendo. -Me quedaré con este.

-¡Ey! ¡Shadow! - alcanzo a escuchar al chico amarillo que no es capaz de alcanzarme antes de irme.

Corro velozmente por el sendero adentrándome al bosque y pasando el campo en dirección a la casa de la chica rosada. Cuando encuentro la inconfundible casa rosa me dirijo a la entrada pero percibo movimiento a un costado de esta.

Me acerco al borde de la pared y puedo verla, se encuentra de rodillas en el jardín trabajando con una pequeña pala y regando las rosas y plantas a su alrededor. Es una imagen peculiar, Rose rodeada de rosas. Eso debe influir para que siempre tenga ese aroma.

-Ya has encontrado tu vocación Rose, abandona tu sueño de ser maestra y dedícate a ser jardinera.- Musito con burla. Ella voltea y me ve un momento antes de sonreír ampliamente.

-No puedo abandonar a mis estudiantes cuando me necesitan. -Dice sonriente siguiéndome el juego.

-Estarán mejor sin ti, créeme.- musito con calma. Se levanta con alegría y se acerca hasta llegar hasta mí. Tiene el aspecto de alguien que ha trabajado toda la mañana en su jardín.

-Que sorpresa recibir tan grata visita.- musita alegremente inclinándose hacia mí. Saco el rastreador y se lo muestro.

-Tu método de enseñanza es cuestionable, pero es lo único que tengo por el momento.- No toma el aparato, en lugar de eso toma mi muñeca y me dirige hacia la puerta de la casa.

-Empecemos ahora entonces - suelta mi brazo en la entrada y la sigo hasta lo que parece ser la sala.- Siéntate aquí y espérame un momento. Por favor.- dice lo último tras un momento de vacilación. Corre hacia otro lugar y regresa extendiéndome un plato con galletas; lo deja en la mesa frente a mí al ver que no lo tomo. -No te vayas a ir.

Musito un sonido con molestia pero me siento en uno de los sillones que ahí se encuentran. Sonríe nuevamente ante mi acción y desaparece por el pasillo. Sigue siendo muy rara esta eriza pero decido esperarla. Necesito conocer por completo los códigos ya que ya tengo el rastreador en mis manos, aunque creo que no es eso lo que me trajo aquí en un primer momento. Gruño con fastidio. ¿Quería verla?

Desde nuestra plática en el lago hace un par de días, no ha dejado de pasar por mi mente. ¿Por qué le dije esas palabras en aquella ocasión? — Me tengo que ir. Debo mantener mi promesa con María... y contigo.—

No pensé que lo recordara, actué impulsivamente pero sé que es lo que María hubiera querido.

Sacudo la cabeza y veo el rastreador que tengo frente a mí. No se ve la señal violeta que indica la presencia de energía caos. ¿Por qué Eggman y Mephiles se empeñan tanto en esconderse?

-¡Listo Shadow! Lamento la demora.- observo a la pelirosada junto al marco de la puerta cargando una libreta; sus púas están húmedas y se ha cambiado el pantalón holgado y la playera sucia por un vestido verde que aprieta su cintura y acentúa sus caderas. Maldición, otra vez esos pensamientos.

-Que gran cantidad de tiempo me haces perder, Rose. - digo cruzando los brazos.

-Perdón. Estaba llena de tierra.- dice inflando sus cachetes y apretando la boca de forma infantil. No puedo evitar sonreír levemente ante su gesto. Siempre tan inmadura.

-Bueno, mi nariz agradece que ese olor pestilente se haya ido.- digo con burla.

-Osh ¡qué grosero eres!- ahora cruza los brazos acentuando su gesto al fruncir el ceño y mirándome con enfado.

Tomo su rostro con una mano apretando su boca. -Te van a salir arrugas en esa linda carita, Rose. Comencemos para poder irme.

Sus mejillas toman un tono rosado y luego aparta mi mano bajando la mirada concentrándose en su libreta. Su mano vacila antes de tomar la pluma y comenzar a garabatear en una hoja en limpio.

-B-bueno, m-mira. - la observo extrañado, su voz tiembla ligeramente y sin tanta seguridad como antes. -Como te dije en la otra ocasión, esta sección indica el mundo que se encuentra representado ¿te acuerdas del silabario que sustituye nuestro abecedario, cierto? En el caso de esta sección hay unas ligeras excepciones...- Dice señalándome el lugar en la pantalla, me acerco más para ver el aparato mientras continua hablando y percibo con más fuerza su dulce aroma a rosas, acompañado del calor que transmite su cuerpo. -Otra cosa que no habíamos visto son las condiciones climáticas del lugar, estas leves ondas indican variaciones de calor y humedad de la zona... -Continua la explicación y la entiendo perfectamente. Estos chicos crearon un sistema bastante avanzado para prevenir que sus aparatos sean usados por otros; seguro que en la agencia siguen quebrándose la cabeza al intentar descifrarlo.

Mueve su cuerpo ligeramente al girar la pantalla y su pierna roza con mi mano que se encuentra a su costado; se sobresalta al sentir mi tacto y retrocede un poco en el sillón pegando su cuerpo en mi pecho.

Su aroma me embriaga así como la calidez de su cuerpo a través del ligero vestido. Ni siquiera lo pienso. La agarro por los hombros y la tumbo en el sillón colocándome sobre ella, para después aprisionar sus manos con las mías.

No puedo evitarlo. Me atrae, me atrae demasiado.

Learn to love again - A Shadamy StoryWhere stories live. Discover now