Capítulo N°24

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Durante las próximas semanas Malú se encontró atenta a los estados de ánimo de Olivia y, trató de saber lo que pasaba por su mente cuando en más de una ocasión la pilló con la mirada perdida en algún lugar cuando ella se encontraba hablando. Malú se había encargado también de los cuidados de Liv,  proporcionándole los analgésicos cuando sentía dolor y colocándole la pomada en el rostro dos veces al día. Inclusive, ante las negativas de Liv, había logrado encargarse de asear el departamento y de lavar la ropa cuando ella se ausentaba para resolver sus propios asuntos en la Unidad o se marchaba para visitar a Fin en su hogar, al cuál había sido transferido desde el hospital hacía aproximadamente una semana atrás y, dónde se encontraba bajo los cuidados de su familia. Malú pasaba la mayor parte del tiempo con Noah, se había vuelto costumbre para él verla todas las mañanas y dormir junto a ella por las tardes, aunque eso no era impedimento para Malú, que seguía trabajando desde casa en sus tiempos libres, componiendo y haciendo pruebas de sonido junto a los chicos de la banda que se habían trasladado desde España.

Un día, cuando el rostro de Liv se encontraba en mejores condiciones físicas, fué a casa de Malú junto a Noah para conocer a la tan afamada integrante del grupo Arena caliente.

Le había permitido a Liv el acceso en coche a la casa. Malú se encontraba en el vestíbulo, desde donde podía ver a través de las cristaleras, como se encaminaba hasta la entrada principal tomada de la mano de Noah que daba pequeños traspiés al hacerlo. Sus miradas se cruzaron y, aunque tenía que llevar aún el cabestrillo en el brazo, su rostro se veía realmente bien, era la Olivia que había conocido tiempo atrás, sin la piel amoratada, ni sombras oscuras bajo sus ojos, incluso se atrevía a decir que los llevaba ligeramente maquillados. Cuando Liv se encontró frente a Malú, la recorrió entera con su mirada. Malú sonrió y siguió la mirada de Olivia, reparando en los pantalones cortos de jeans que llevaba y que dejaban al descubierto sus piernas. No había tenido oportunidad de ponerse algo más elegante y acorde a la ocasión, había pasado gran parte de la mañana en la cocina junto a su madre, a quién realmente le gustaba y podía hacer algo maravilloso con cualquier cosa que encontrara en el frigorífico.

-Estás muy sexy hoy. ¿Es para mí?- preguntó Liv besando las mejillas de Malú, quién juró que el tiempo se detenía de golpe. Sintió como el calor se apoderaba de ella haciendo que su corazón golpeara con fuerza ante el comentario de Liv. No sabía que la había descolocado más, si el hecho de saber que había advertido su sexy vestimenta o el que pensara que lo había hecho para ella.

-¿Te parece?- Malú sonó retadora y, desvío su mirada a Noah que reclamaba su atención.

-Me encanta.- repuso Liv con un leve destello de brillo en los ojos.

-Pues, me encanta que te encante.- dijo con una encantadora sonrisa dibujada en sus labios.

-Gracias por la invitación.- exclamó viendo cómo besaba a Noah en la frente.

-Gracias a tí por aceptarla.

Luego de atravesar el vestíbulo, llegaron al gran salón donde José la recibió con dos besos en las mejillas y un acogedor abrazo. Carla no tardó en aparecer y empezar a bromear con Noah, quién al principio mostró resistencia refugiándose en los brazos de su madre.

-Malú.- una voz se escuchó desde algún lugar de la casa.- Malú hija, ¿podríais venir a mirar el pastel?- Malú sonrió y tiró del brazo de Olivia haciendo que se incorporara en un movimiento.- Venga Malú, que quiero tener todo listo para cuando llegue la Capitán Benson.- Malú cruzó su mirada con la de Liv y sonrió. Parecían dos niñas pequeñas jugando alguna travesura y esperando a no ser descubiertas por alguien más. Liv desvío su mirada y la fijó sobre la mujer que se encontraba merodeando de un lugar a otro en la cocina.

Pasión en peligro.Where stories live. Discover now