Capítulo N°27

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-Toc toc.- pronunció Liv en voz baja.

-Joder, me siento mal.- se encaminó hasta quedar frente a la cama y vió a Malú envuelta totalmente en las sábanas.

-Si quieres me voy.- habló con calma mientras sonreía y vió como Malú retiraba el edredón de un tirón.

-Olivia.- sonrió.- ¿Que haces allí parada?- preguntó extendiendo su mano para que se acercara.

-Te escuchabas extraña la última vez que hablamos.- se encogió de hombros y recibió las muestras de cariño de Danka.- ¿Te ocurre algo?

-Ya sabes, nuestras cosas.- murmuró sin ánimo. Liv comprendió enseguida y se giró un instante para cerrar la puerta y colocar el pestillo. No se tomó el tiempo para observar la habitación de Malú, ni siquiera para contemplar la maravillosa vista que ésta le ofrecía. Quitó la placa de su cintura y la dejó sobre el sillón junto a la cama, se deshizo también del móvil, su arma de reglamento, de su reloj en la muñeca, inclusive, los zapatos. Malú la observaba con el rostro descompuesto, tal ves era el dolor físico o el temor de que alguien entrara en la habitación y las pillaran. Liv la miró y sonrió.

-No hay nadie en casa.- afirmó como si tuviera idea lo que cruzaba en ese momento por la mente de Malú.

-¿Dónde están todos?- preguntó apoyando mejor su cuerpo en la cama para observar a la mujer frente a sus ojos.

-Los he mandado de paseo a la Unidad.- Malú la miró confusa y luego soltó una carcajada haciendo un gesto de dolor.

-Joder Olivia, no me hagas reír.- pidió entre risas llevándose las manos al vientre.

-Lo siento.- se disculpó al mismo tiempo que se colaba entre las sábanas con Malú. No le importaba nada, simplemente se acurrucó junto a ella y se quedó inmóvil respirando su esencia. Malú besó su cabeza y la apretó junto a ella con amor para demostrarle en un abrazo una vez más, toda su admiración y todo aquél deseo que había nacido en su interior últimamente, ese que iba a costar mucho se disipara en ella. Liv se movió y encontró a Malú con su mirada fija en ella, entonces sin mediar palabras, se acercó y atrapó su labio inferior en un beso. Succionó a través de ella y la dejó sin aire, ahora era Malú la que gemía ante Olivia, sus brazos se enredaron en la cintura de Liv, invitándola a tomar lugar sobre ella pero ella se negó, entonces se apartó un instante.

-Sientes dolor, mejor tú.- con ternura la tomó de la cintura y la obligó a sentarse a horcajadas sobre ella. Malú recargó su peso sobre Olivia y acercó su cabeza. Estaban tan cerca que cada una podía inhalar el aire que la otra exhalaba. Malú la contempló, captó una vez más su cautivadora mirada, la curva de sus labios y su exquisito olor a mujer y finalmente se acercó para besar su frente.

-No fuiste de nuevo al departamento, ¿por qué?

-Es la última semana libre antes de mí concierto y he estado muy ocupada con los ensayos y las pruebas.

-Pensé que estabas enfadada conmigo.- sentenció acariciando su rostro.

-No estoy enfadada contigo, jamás los estaría.- afirmó rozando la punta de su nariz.

-Siento lo de la otra noche.- Malú siseó sobre sus labios y la besó brevemente para dejar de escuchar sus palabras.

-No hablemos de eso, por favor. Eso es pasado y no es necesario recordarlo.

-Lucía, por favor.- suplicó.- Es importante para mí.

-¿Lucía?- dijo entre risas.- ¿Ya no soy María Lucía?

-No estoy bromeando, María Lucía.- insistió.- Necesito hablar del tema. Yo te quiero y eres importante para mí y quiero que sepas que si esa noche me negué, no era porque me faltaba deseo, simplemente quiero ir despacio.

-Olivia tía, no pasa nada, ¿vale?- dijo acercándose para besarla de nuevo. Cuando se separaron Liv exhaló el aire comprimido en sus pulmones y desvío su mirada a algún sitio de la habitación, se había dado por vencida.- ¡Te quiero!- exclamó tomando el rostro de Olivia.

-¡Te quiero!- respondió resignada a que no volverían a hablar del tema.

-Ven.- dijo Malú con emoción.- Quiero enseñarte algo.- tiró de su mano con ternura y bajaron las escaleras.

-¡No!- dijo Olivia colocando las manos sobre su boca entreabierta.

-También estuve ocupada con ésto.- confesó abrazando a Liv desde atrás.

-¡María Lucía!- exclamó viendo la pintura sobre el caballete. Deslizó sus dedos sobre ella para asegurarse que fuera real, la recorrió completa con la mirada sin dejar un espacio sin ser visto. Recordó el momento cuando habían ido a ese lugar tan importante para la mujer de su vida, era el almuerzo y Malú había sacado su móvil para fotografiarla.- ¿¡Soy yo!?- preguntó con la voz rota una vez más. Malú apartó su cabello y besó su cuello con amor.

-Eres tú, preciosa.- afirmó.

-¿Lo soy?- insistió de nuevo con la interrogante.

-La otra vez ví en el móvil aquellas imágenes, ¿recordáis?- Liv desvío un segundo la vista y asintió.- Si iba a pintar de nuevo, tenía que ser a tí. He pasado una noche entera haciéndolo.

Liv sonrió, era ella, era su rostro y era su sonrisa, Malú se había tomado el tiempo de recrearla en un cuadro, con sus pinturas y sus pinceles, era capaz de hacer cualquier cosa y se lo había demostrado en ese momento y en aquella habitación. Liv se giró sin querer dejar de ver la pintura y acarició la mejilla de Malú.

-Gracias, amor mío.

-Es para tí, es tuya.- confesó sintiendo aún la caricia de Olivia.- Pronto pintaré uno para mí y lo llevaré a todos mis conciertos.

-Todo lo que haces es arte, tú eres arte.- murmuró despacio sobre los labios de Malú.- Es precioso.

-Tú eres preciosa, por eso ha quedado tan bien.- contestó y dió un pequeño pero significante beso a Liv.- Oye cariño.- dijo cuando Olivia se giró de nuevo para seguir contemplando el cuadro.- Ven conmigo luego del concierto.- Liv giró de vuelta el rostro y la observó con el ceño fruncido.- Trae a Noah y vayamos a nuestro lugar. Quiero estar con vosotros un fin de semana entero antes de irme.

-¿Estás segura?- Malú asintió con rotundidad.

-Quiero disfrutar de vuestra compañía, sin nadie más, solo nosotros, ¿te apetece?- Liv sonrió ante ante la gran idea de Malú, aunque eso significara que pronto la iba a dejar de ver todos los días.

-Me encanta tú idea, vámonos.- Liv no pensó en nada, no pensó en sus palabras ni en la Unidad, solamente podía pensar en la mujer parada junto a ella y en todo el mar de sensaciones en el cuál se había sumergido sin saber nadar.

Pasión en peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora