Capítulo N°26

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Durante la última velada en el departamento de Olivia, Malú le había hecho una invitación, con la premisa de que podía aceptarla si todo en la próxima audiencia marchaba bien. En el fondo, se estaba consumiendo en su deseo por ver a Olivia esa noche y, aunque en realidad quería estar con ella enredada en sus sábanas, anhelaba ir a aquella cena en su compañía.

Liv sonreía de nuevo frente al espejo, pero ésta vez las lágrimas no mojaban su rostro, contrario, se encontraba invadida de nervios que amenazaban con jugarle una mala pasada. Antes de volver al salón, observó durante un instante las rosas blancas que Malú le había obsequiado una semana antes, las cuales ella se había encargado de cuidar muy bien, para que durarán el tiempo más largo posible. Aspiró con delicadeza sobre ellas y se impregnó del maravilloso aroma que dejaban escapar.

-¡Olivia!- exclamó Larissa con un gesto de asombro.- Que bonita estás hoy.

-Gracias.- murmuró con una sonrisa sobre sus labios.- Llámame si ocurre algo.- agregó encaminándose a la puerta principal.

-¡Éxitos en tú noche.- Liv se volvió un instante y sonrió de nuevo en agradecimiento.

Se encontraba camino al bar-restaurant "Olio è più", en el centro de Manhattan, donde esperaba encontrarse con una Malú ansiosa por verla. Se trataba de una cena benefica, que contaría con la presencia de otras personas del medio. Malú le había comentado sobre los chicos que conformaban la banda y sobre su ofrecimiento de dar un show para hacer la velada más amena.

Olivia condujo con la mirada fija en la carretera. Sentía los nervios hacer acto de presencia en su estómago y su mente ir de un lado a otro pensando en Malú, que seguro pasaría la noche rodeada por toda aquella gente y donde seguramente más de un hombre intentaría acercarse a ella. El solo hecho de pensarlo, hacía que todo en su interior se revolviera y se sintió peor cuando se visualizó a ella misma en un lugar vacío de aquél restaurant, ajena a la tan anhelada atención de Malú.

"Olio è più" leyó en el letrero que, identificaba el local, contaba con una temática italiana y una pintoresca fachada. Desde el coche, Liv vió la gran cantidad de personas que yacía a las afueras del recinto instaladas alrededor de las mesas fornidas de madera, tomando de sus delicadas copas de cristal. Sonrió cuando vió el coche de Malú aparcado al otro lado de la calle, seguido de los dos automóviles que siempre la acompañaban a todos lados. Antes de bajar del auto, Liv tomó aire un segundo y se aseguró de su aspecto una vez más en el espejo retrovisor. Se colocó las gafas de sol y se hizo espacio entre la multitud, esquivando con cuidado a las personas a su alrededor. Caminó con seguridad, sintiendo como el viento golpeaba con delicadeza sobre su cuerpo, haciendo que su cabello se deslizara de un lado a otro sobre su rostro.

-¡Buenas tardes!- exclamó sonriente el chico de recepción.- Por favor, ¿me permite su entrada?- habló de nuevo.

Malú se había negado a la insistente petición de Olivia, sobre comprar su propia entrada, en cambio, resopló cuando Malú pidió usar su nombre para que le dieran acceso al evento. Liv lo vió contradictorio, era una cena benefica, entonces no estaría cooperando con la causa si aceptaba la petición de Malú. Buscó entre sus cosas y extendió su mano para cederle al joven su entrada.

-Olivia Benson.- afirmó con estusiasmo viendo el ordenador frente a el.- Pero no puedo aceptar su entrada, usted es una invitada especial.- Liv lo miró con confusión y luego sonrió, como sea había logrado el objetivo de comprar su propia entrada. Su corazón de desbocó al saber que Malú se encontraba en el interior de aquel lugar, esperando a su llegada.- Me ha pedido que avise sobre su llegada de inmediato.- Olivia se encaminó tras el chico y visualizó todo a su alrededor, el suelo de madera obscura que hacía contraste una vez más con las múltiples piezas de cristal en el interior de aquél restaurant y el brillante color verde que asomaba entre las mesas dando un toque natural al espacio. Era un sitio sumamente elegante, pero extremadamente acogedor, inclusive, más que aquel chalets a orillas de la playa. Su corazón latió más fuerte cuando se encontró a escasos centímetros de Malú, observó la larga cabellera cubriendo sus hombros y supo enseguida que se trataba de ella. Liv palideció al verla, iba ataviada en un ceñido traje color negro, que a simple vista dejaba ver la figura de su cuerpo y las transparencias más arriba de la línea de sus pechos, la dejaban ver totalmente elegante. Antes de hablar, Liv cruzó la mirada con una mujer, que para su propio gusto, se encontraba muy próxima a Malú y la estudió en un esfuerzo por recordar su rostro.

Pasión en peligro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora