Xanthe Swan disfrutaba sin ninguna restricción de los placeres carnales.
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• Antes de entrar les recuerdo que NO pretendo idealizar ciertas acciones de mis personajes, TODO ES FICCIÓN.
• Es de mis primeros fic...
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Xanthe Swan disfrutaba sin ninguna restricción los placeres carnales, dejando que el mundo conociera su lado alocado y revelador, mostrando cero vergüenza ante las miradas del resto.
Tras un mes de, por fin, haberse librado de su insoportable hermana mayor Isabella y sus continuos reproches, decide no detenerse ni un instante, llevando hasta sus más alocados deseos a causarle problemas a su madre y su nueva pareja.
Un año después, Xanthe se encuentra frente a la humilde casa de su padre con cara de perros.
La joven no tenía intención de quedarse en aquel horrible pueblo durante mucho tiempo, es más, siquiera tenía intención de quedarse una semana.
Quién diría que sus pensamientos se esfumarían en cuanto sus ojos divisaran cierta cabellera cobriza. Edward Cullen, actual novio de su hermana y lector de mentes... ¡oh, cuánto deseaba el vampiro no tener aquella habilidad en esos momentos!
En cuanto sus dorados ojos se mezclaron con los negros de la menor Swan, un sin fin de desvergonzados pensamientos llegaron a su mente para martillarla sin cesar. Imágenes explícitas que creaba su imaginación se reproducían una tras otras mientras más se acercaba a la pelinegra.
Edward se tensó en cuanto Isabella se soltó de su brazo para ir a abrazar a su hermana menor, quien miraba en su dirección.
Xanthe Swan acababa de traumatizar a un vampiro centenario.
«Dime, Cullen, ¿te gusta cazar o ser cazado?»
🇴🇴🇴🇴🇴
Xanthe Swan
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Edward Cullen
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